Desde muy joven, la estrella de televisión brasileña Petra Rara, o Joyce Fernandes, conoció del racismo que se vive en el país. Al inicio, con la representación de los afroamericanos en las telenovelas y, después, cuando comenzó a biscar trabajo. Esta es su historia.
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Lade Fernandes madre no sabía escribir ni leer y trabajaba como empleada doméstica, mientras que su padre era cartero. Lo que ambos ganaban apenas alcanzaba para mantener a sus cuatro hijos. A sus 35 años, siendo historiadora, escritora y rapera transforma la vida de muchas mujeres de color.
Fernandes vivía enclaustrada con sus hermanos en Santos, una ciudad costera de Sao Paulo. Sus padres los encerraban en casa para evitar que fueran arrastrados por la delincuencia que sometía a los jóvenes en su barrio. Ella dice que la televisión brasileña la crió, pues era el único entretenimiento que tenía. Pasaba horas viendo telenovelas y programas de variedades.
“En los programas no se veía a los negros bien representados. Solo veía a gente como yo en el papel de esclavos o sirvientas”, cuenta Joyce Fernandes.
Cuando terminó la secundaria, vivió el racismo en carne propia. Comenzó a buscar trabajo y no conseguía. Un orientador profesional negro le aconsejó no enviar su hoja de vida con foto. Siguió a regañadientes la recomendación y le comenzaron a llegar las propuestas para ventas, recepcionista y otros. “Fue entonces cuando me di cuenta de lo cruel que puede ser Brasil para los negros”, dice.
Lamentablemente cuando se concretaba las entrevistas de trabajo ninguna de las ofertas prosperaba por su apariencia. Después de intentar por varios meses y desanimada, Fernandes siguió los pasos de su abuela y su madre. Comenzó a trabajar de limpieza.
“Cuando llegué a casa y le dije a mi madre que había encontrado trabajo limpiando para una familia, se puso muy triste. Sabía que pronto iba a experimentar las cosas por las que ella había pasado”, cuenta.
Fernandes comenzó a trabajar en diferentes casas. En varias no le permitían comer la comida que preparaba, solo tenía derecho a las sobras. Le prohibían usar los baños de sus empleadores y tenía que utilizar el ascensor para el servicio y para no cruzarse con el de visitas. Las trabajadoras eran consideradas como un objeto de propiedad de las patronas.
Cambios
Recuerda que en apartamento que limpiaba en Sao Paulo encontró una biblioteca. Después de terminar de ordenar todas las habitaciones tomaba un libro y se ponía a leer. Lo hacía a escondidas porque tenía miedo recibir un regaño de la propietaria. Un día, en el 2008, mientras leía muy concentrada el libro de Olga, una militante comunista alemana que pasó años en Brasil antes de ser ejecutada, fue descubierta.
En lugar de una reprimenda la patrona la animó a matricularse en la universidad. Le cautivó la forma como le contó la historia de Olga, con tanta pasión. Fernandes hizo caso al consejo y en el 2012 se licenció en Historia y desde entonces ha acumulado seguidores en Instagram. Su nombre artístico es Preta Rara, que quiere decir mujer negra y única.
Ha conocido de cerca la historia de empleadas domésticas brasileñas que revelaron haber sufrido acoso sexual en el trabajo. Con la historia de todas ellas publicó su libro en 2019. Su texto comienza con la historia de su abuela, Noêmia Caetano Fernandes, que empezó a trabajar como empleada doméstica a los 14 años y recuerda que solo le daban de comer cuando todos los miembros de la familia habían terminado de hacerlo.
El libro generó una gran cobertura mediática y comenzó aparecer en programas de televisión y pódcasts. El objetivo de Fernandes era recordar a los brasileños las estructuras de poder y el abuso. Según un informe del 2019 gobierno de Brasil, de los 6 millones de trabajadoras domésticas, la mayoría eran mujeres negras con pocos años de educación.
Las empleadas domésticas trabajan en promedio 50 horas a la semana y su salario medio es un 92 % inferior al salario mínimo. Benedita da Silva, una legisladora negra de Brasil, que también trabajó como empleada doméstica, reconoce en Fernandes el valor y el talento que tiene para concientizar sobre los abusos laborales y el racismo.
Tras la publicación del libro, los seguidores de Fernandes en sus redes se dispararon. Habla de temas serios como la brutalidad policial y el abuso sexual. Habla con orgullo de su cuerpo, que no se ajusta al estereotipo de la brasileña despampanante. La influencia que tiene en las redes sociales ayudó a Fernandes a conseguir un trabajo en la televisión y ahora tiene un programa de entrevistas en Globo, la mayor cadena de televisión por cable del país.
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