En las primeras horas del 10 de mayo de 1943, la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) quedó virtualmente destruida a causa de un voraz incendio. Esta tragedia aterrorizó a la comunidad peruana e internacional, a miembros de las élites políticas y culturales tanto como a los ciudadanos, a numerosos gobiernos de otros países, asociaciones culturales, académicos, intelectuales, bibliotecarios, y educadores. La historia trágica de la Biblioteca Nacional del Perú.
Siendo así que un incendio terminó destruyendo parte de la Biblioteca Nacional del Perú, lo atroz son las perdidas, ya que, en un libro no solo se consigna fechas, lugares, nombres, historias, y demás, en un libro recae el hombre y su vida. Ese 10 se pierden alrededor de 40.000 manuscritos entre otras piezas de colección que quedaron entre escombros. Los salones América y Europa del principal centro bibliográfico desaparecieron.
Los documentos que sobrevivieron se quemaron parcialmente, se dañaron con el agua y el lodo o se pegaron entre sí. Muchos, incluso, fueron secados al sol por personas con buenas intenciones que ignoraban el gran daño que eso le hacía a la tinta y al papel.
El material quedó guardado hasta que el archivo se trasladó de la sede de la avenida Abancay a la sede de San Borja, en 2008, inventariándose entonces 1200 piezas. Luego se desarrolló un proyecto orientado no a la mera conservación, sino a la investigación del valor histórico de las piezas: su origen, importancia, contenido, autores. Lo hallado fue impresionante.
Luego de producido el hecho, el gobierno del Dr. Manuel Prado nombró al Dr. Jorge Basadre como Director de la Biblioteca Nacional. Basadre, con una paciente labor, logró levantar a la BNP de sus cenizas y la convirtió en una institución altamente técnica. El recordado historiador tacneño emprendió la inmediata reestructuración del material bibliográfico, la formación técnica del personal y la reconstrucción del edificio principal.
Desde entonces, la Biblioteca Nacional del Perú1 ha pasado por diferentes etapas de reconstrucción, desde la construcción del local en la avenida Abancay hasta la formación técnica de sus trabajadores a través de la Escuela de Bibliotecarios, constituida gracias a la visión de Jorge Basadre, hasta la ahora nueva locación de la avenida de la Poesía en San Borja; con ello logró constituirse como centro técnico a la vanguardia del trabajado calificado en las bibliotecas del país.