Hay cuatro grupos de postes con presencia de estas aves, que son los cuatro puntos calientes. Tres se encuentran en Miraflores y uno en Barranco.
Hay cuatro grupos de postes con presencia de estas aves, que son los cuatro puntos calientes. Tres se encuentran en Miraflores y uno en Barranco.

Los cormoranes neotropicales o cushuris, como localmente se les conoce, son aves marinas que se encuentran en la costa peruana y que se posan en árboles, postes y áreas urbanas. Al descansar en estas zonas, producen grandes cantidades de excremento, lo que termina impactando en la calidad de vida de las personas que transitan por allí, sobre todo cuando visitan de la Costa Verde, en Lima.

En 2018, el ingeniero ambiental Sebastián Lozano de la Universidad Científica del Sur (UCSUR) inició un estudio para conocer en qué lugares se ubicaban los cormoranes y cómo eran sus patrones de distribución, y halló que las aves reposan sobre postes y cables en puntos críticos a lo largo de la carretera de la Costa Verde. Su presencia en estas zonas se debe a la cercanía de los postes con la orilla del mar y la zona de olas rompientes, lo que sugiere que seleccionan tales puntos como sitios óptimos para avistar y recibir señales de disponibilidad de presas.

“Los cushuris son aves marinas que habitan en todos los países de Centroamérica y América del Sur, tanto en zonas costeras como en el interior del continente. Frecuentan zonas con presencia humana, como ocurre en la Costa Verde”, señala Lozano, quien publicó los resultados de su en la revista PLOS ONE de la Public Library of Science.

Las aves se han adaptado a los cambios de la ciudad, y utilizan los postes y cables de la zona para descansar. “Debemos tener en claro que ese ecosistema les pertenecía a ellas desde un principio y hemos sido nosotros (los seres humanos) quienes lo hemos modificado a nuestras necesidades. Ellas (las aves) se han adaptado a estas modificaciones y es por eso que utilizan estas estructuras como perchas”, explica Lozano, quien fue asesorado por el PhD Carlos Zavalaga, jefe de la Unidad de Investigación de Ecosistemas Marinos – Grupo Aves Marinas (UIEM-GAM) de la Universidad Científica del Sur (UCSUR).

“Estas aves se encuentran presentes durante todo el año y el problema es que sus heces caen sobre los autos y sobre los transeúntes que por ahí pasan. Algunas aves también son atropelladas. Todo esto trae problemas como el daño de la pintura de autos, malos olores e incluso una posible transmisión de enfermedades, entre otros inconvenientes”, detalla.

¿Dónde se encuentran presentes los cormoranes?

El estudio se realizó por el periodo de un año. Lozano acudía dos veces al mes (al inicio y a mitad de cada mes) en un auto, y circulaba por los 12 km de la Costa Verde, recorriendo desde la bajada de Escardó (San Miguel) hasta Chorrillos con una cámara para filmar los postes y los cables. Tras ello, realizaba un conteo de los cormoranes por poste y cables adyacentes.

“Se realizaba un censo a mediados y a finales de cada mes en cuatro horarios: 6:00 a.m., 10:00 a.m., 2:00 p.m. y 6:00 p.m., porque estas aves tienen la dinámica diaria de juntarse para pernoctar, mientras que durante el día se dispersan a los postes de otras zonas para alimentarse y acicalarse”, explica Lozano.

De los 651 postes de toda la Costa Verde, las aves solo usan poco más de 50. “Hay cuatro grupos de postes con presencia de estas aves, que son los cuatro puntos calientes. Tres se encuentran en Miraflores y uno en Barranco. Durante las mañanas y las tardes hay solamente dos puntos calientes porque las aves duermen juntas. Luego, a las 10 de la mañana y las 2 de la tarde, que es la hora de comer y de asearse, ellas vuelan y ocupan otros dos adicionales”, detalla.

Los puntos calientes se encuentran en la playa Los Delfines, en el tramo entre la playa Punta Roquitas y la playa Makaha, en la bajada de Armendáriz y en la playa Barranco.

Las aves se ubican en zonas con gran concurrencia de personas y autos. Si bien algunos se han acostumbrado, no es el caso de todos los transeúntes. “Las heces (de los cormoranes) son aceitosas. En pandemia, cuando no estuvieron circulando los autos, estas heces se acumularon, y cuando empezaron las lluvias a finales de verano, los autos se resbalaban incluso”, advierte el especialista.

Importancia del estudio

Si bien en Perú la situación no es crítica como en otros países como Chile, en los que el problema es tan serio que las aves se han vuelto indeseables al punto de que se atenta contra sus vidas y sus nidos, este estudio permite tener una línea de base sobre el estado actual de esta problemática en el país, que ayude a tomar acciones futuras en caso se requiera.

El trabajo presenta tres objetivos principales: identificar dónde se encuentran los cormoranes, analizar por qué estas aves eligen esas 4 zonas para ubicarse, y dar propuestas de solución ecoamigables frente al problema de sus desechos.

“Si se construyen postes con estructuras ramificadas en la base de los espigones es probable que los cormoranes prefieran movilizarse a estos pues así estarían más cerca de la orilla y de las olas rompientes. La estrategia para impulsar esta movilización se realizaría instalando púas de punta circular en los postes de luz donde actualmente se posan, para así ahuyentarlas sin hacerles daño”, propone Lozano.

También destaca incluir en la construcción de estas nuevas estructuras aves artificiales (decoys) y sonidos de cormoranes para generarles confianza y así atraerlos a estos nuevos espacios.

“Es necesario hacer estudios piloto, para ver cómo funcionan estas propuestas y poder implementarlas en la Costa Verde. A nivel de sociedad, es importante que se conozca de esta problemática y el interés que tiene la comunidad científica por brindar soluciones. Las autoridades tienen este estudio como base para empezar a tomar acción”, finaliza.

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