Yayo, las cremoladas que refrescan Breña (Fotos: César Pin)
Yayo, las cremoladas que refrescan Breña (Fotos: César Pin)


Por: Eduardo Abusada Franco 
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La historia de este de cremoladas es la de muchos peruanos. Empecemos. Es que la necesidad obliga. Acababa la década de las 80s y el país vivía una de sus más feroces crisis (yo no me olvido, Alan). Edwin Jáuregui Velarde, en ese entonces un muchachito de 20 años, pero ya desde tiempo atrás conocido por todos sus amigos simplemente como Yayo, buscaba la forma de ganarse la vida en la selva de cemento. Algo sabía de , al menos a nivel casero, y se aventuró a convertir su pasatiempo en negocio. En la cochera de su padre, con una congeladora y el frigider de su mamá empezó su huarique.

Esta semana de febrero que fuimos a visitarlo para nuestra recomendación del huarique de los viernes de Trome, este verano que el calor nos derrite hasta las ideas, pude ver que el muchachito que sobrevivió a la hiperinflación y a los años del terror, puede saborear, al fin, el sabor dulce y helado del éxito. Han pasado 28 años desde aquella aventura, y las cremoladas de Edwin, perdón, de Yayo, son las indiscutidas soberanas de todo Breña, y ya de las más famosas de Lima. Tranquilamente, puede llegar a vender entre 3 mil a 4 mil vasos al día.

Como era en un principio, no solo siguen siendo baratas, sino que abundan en pulpa frutas frescas. Por ello, al ser fruta 100% natural, es mejor no guardarlas demasiados días en la ‘refri’ si acaso te las vas a llevar por litros, ya que son sin colorantes, ni preservantes, lo que les da un sabor más puro. De hecho, se manejan entre 30 a 50 sabores que van rotando, según la estación de las frutas. Sin embargo, como todo en la vida, siempre hay favoritismos. Y las que más pide la gente, las que nunca pueden faltar, son la de coco con leche, lúcuma con leche, guanábana y fresa.

Para esta columna me pedí una de fresa y otra de aguaje. La de fresa tenía ese balance exacto entre el ácido de la fresa y el dulce. Es más, el hecho de tener ese toquecito ácido, me hace notar que en efecto es de frutal natural, puesto que en los sabores artificiales la fresa solo es dulce y empalaga. La textura era adecuada, casi como crema. Y eso que tengo suficiente experiencia en cremoladas, pues en este mismo espacio ya les recomendé otras muy buenas en Surquillo: .

Respecto a la de aguaje, sentí el sabor idéntico de la aguajina congelada que comía cuando niño, en Iquitos. Mi abuelo Miguel vivía allí, y cuando lo iba a visitar, solo me la pasaba frente al ventilador en la casa y buscando aguajina en la calle, cuando salía con mi honda a cazar iguanas o lagartijas (nunca le acerté una pedrada a ninguna).

Así pues, el buen Yayo ha mantenido y hasta mejorado la esencia que ha hecho que sus cremoladas sean tan respetadas en Breña y otros lados, pues hay otros locales de Yayo también en Breña y San Luis. Y lo que también se diversifican constantemente son los sabores, que hay incluso hasta de pisco sour. Provecho.

DATOS ÚTILES
- Huarique: Yayo
- Plato recomendado: Cremolada de aguaje
- Precio: S/ 4 (vaso 8 onzas), S/ 5 (vaso de 10 onzas), S/ 6 (medio litro) y S/ 13 (litro).
- Dirección: Av. Tingo María 557, Breña. Frente a SEDAPAL que está al lado del INO (Instituto Nacional de Oftalmología).
- Horario: De lunes a domingo de 9 am a 10 pm, incluso feriados.
- Teléfonos: (01) 331 0290


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