Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación*

Apenas ganó la primera vuelta, el candidato Pedro Castillo dijo que él es el ‘único vocero del pueblo por encargo del partido’ y no , el dueño de Perú Libre. También afirmó que si llegaba a ser presidente, él gobernaría y no su mentor Cerrón.

Varios sucesos expuestos por la prensa, sin embargo, lo han desmentido. Cerrón es el que lleva la batuta y digita al ‘Lapicito’. Cerrón se las sabe todas. Mientras su candidato lanza amenazas en plazas y calles, y hasta se vio obligado a debatir el sábado con Keiko Fujimori, él, en silencio y casi clandestinamente, negocia acuerdos con otros partidos para obtener su respaldo en las elecciones del 6 de junio.

Pocos se han percatado de que ya el jueves Cerrón logró que el partido Juntos por el Perú (JP), que lanzó la candidatura de la izquierdista Verónika Mendoza, apoyara la postulación de Pedro Castillo. Ayer lunes anunciaron oficialmente dicho pacto.

El acuerdo fue gestionado, desde la semana pasada, por el mismísimo Cerrón, quien participó en lo que se denominó el ‘primer encuentro entre las comisiones políticas de Perú Libre y el Acuerdo Político Juntos por el Perú-Nuevo Perú’, según una nota de prensa que por diversos canales se distribuyó el jueves, pero que tuvo poca difusión en los medios.

“En la reunión participaron en representación de Perú Libre: Vladimir Cerrón, Róger Nájar, Braulio Grajeda y Arturo Cárdenas; por Juntos por el Perú: Roberto Sánchez y Arturo Ayala; y por Nuevo Perú: Álvaro Campana, Eduardo Cáceres, Anahí Durand y Ruth Luque”, informó el comunicado. Hasta se tomaron fotografías después del cónclave.

En cuestión de días, Cerrón, cuya astucia política es notable, logró doblegar a su ‘archienemiga’ Verónika Mendoza, con quien tuvo un abrupto rompimiento. Hasta antes de las elecciones, Mendoza era la candidata de Cerrón, pero ella lo abandonó despotricando de él cuando fue sentenciado por corrupción.

Y en la primera vuelta, Pedro Castillo, el alfil de Cerrón, le dijo a Mendoza que “era una oportunista que solo aparece en campaña”.

Los acuerdos entre Cerrón y Mendoza no le sorprenden a este columnista. Ambos apuestan, entre otras medidas radicales, por el estatismo, la ‘lucha de clases’, el control de los medios, el cierre del Congreso y la instalación de una Asamblea Constituyente que elabore una nueva Constitución a su medida.

Para ellos, según sus propios planes de gobierno, eso es más prioritario que el combate de la maldita pandemia y la reactivación de nuestra economía, que se encuentra seriamente afectada.

Vladimir Cerrón, sentenciado por corrupción y cuyas dos gestiones como presidente regional de Junín fueron un desastre, demuestra cada día que él es el titiritero de Pedro Castillo. En un eventual gobierno del ‘Lapicito’, Cerrón podría ser el nuevo Vladimiro Montesinos. Para empezar, solo le basta agregar la letra “o” a su nombre para llamarse Vladimiro.

Nos vemos el otro martes.

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