¿Quién financió a los más de doscientos ronderos que el presidente Pedro Castillo movilizó, hospedó y alimentó la semana pasada en Lima? Es la pregunta que nunca tendrá respuesta por parte del Gobierno.
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Pocos políticos, sin embargo, le han dado la debida importancia a la presencia en Palacio de Gobierno y en las calles de Lima del numeroso grupo de ronderos que llegaron de diferentes partes del país, especialmente de Cajamarca, la tierra natal del mandatario.
Hasta se dieron el lujo de acompañar a Yenifer Paredes, la cuñada de Castillo, a entregarse al Ministerio Público, luego de haberse escondido en Palacio de Gobierno cuando las autoridades la fueron a buscar.
En los sectores de inteligencia contrarios al régimen se comenta que Castillo prepara un plan para movilizar a ronderos, ‘etnocaceristas’, dirigentes sociales adeptos a su Gobierno y licenciados de las Fuerzas Armadas, a muchos de los cuales reunió la semana pasada en la sede gubernamental. La finalidad es defenderlo de las seis acusaciones por corrupción que tiene y atacar con más vehemencia el Congreso hasta cerrarlo.
La misión consistiría en invadir el centro de la capital con marchas, crear caos en las calles, enfrentamientos, heridos y muertos. Es decir, “incendiar la pradera”, como decía el líder terrorista Abimael Guzmán, admirado e idolatrado por muchos dirigentes del entorno presidencial.
‘UN HOMBRE ACORRALADO’
“Un hombre acorralado es capaz de todo”, dice uno de los analistas de inteligencia.
¿Quieren pruebas de ese propósito para crear el caos? El mismo premier lunático, Aníbal Torres, les dijo a dirigentes de organizaciones sociales reunidos en Palacio: “Si trajeran a Lima 50 personas cada uno, entonces obligarían a los golpistas para que tengamos una Constitución que beneficie a todos los peruanos”.
Y luego, en una clara amenaza al Congreso, agregó: “Como dijo el presidente, le damos la última oportunidad, les damos la mano por última vez, pero si van a continuar con sus actitudes de vacancia, de suspensión, de juicio político (…), entonces al pueblo no le queda otra cosa; el pueblo tiene que defenderse y, si es necesario, con la propia vida”.
El papel protagónico para la movilización de los doscientos ronderos hacia Lima estuvo a cargo de los prefectos y subprefectos nombrados por Pedro Castillo. La mayoría de ellos son profesores pertenecientes al Movadef, el brazo legal de Sendero Luminoso. En esa movilización se habrían utilizado fondos públicos.
Pedro Yaranga, especialista en seguridad, declaró a Perú21.TV que “este grupo ha sido convocado por prefectos y subprefectos –que en su mayoría tienen afinidad con el Gobierno- en autobuses, pagados con todos los viáticos, forzados y traídos a Lima”.
En las elecciones presidenciales, Castillo tuvo dos columnas vertebrales: los profesores y los ronderos. Ahora quiere utilizar a estos últimos y a todos los que aún lo apoyan, para salvarse él y su Gobierno, que cada día se hunden en la ciénaga de la corrupción. Nos vemos el otro martes.
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