Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación*
Cuando se destapó el escándalo Lava Jato corrió el rumor que, en su época de fulgurante apogeo, la empresa corrupta Odebrecht ponía y sacaba mandatarios. Pues bien, por lo ocurrido hace unas semanas, se podría empezar a sospechar que dicha compañía también pone y saca fiscales.
Eso es lo que habría ocurrido con la separación del fiscal del Equipo Especial Lava Jato, Hamilton Montoro.
El ‘pecado’ de Montoro fue hacer bien su trabajo. Decidió investigar a tres altos directivos de esa compañía en dos casos que no están considerados en la sentencia de colaboración eficaz. Los brasileños pusieron el grito en el cielo y corrieron a quejarse ante el jefe de ese equipo, el todopoderoso fiscal superior Rafael Vela Barba.
Lejos de respaldarlo, según contó el propio Montoro, Vela anuló las resoluciones que daban inicio a esas indagaciones. Luego redactó un informe negativo y se lo envió a la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, quien el 29 de octubre despidió de su cargo a Montoro. Lo enviaron de regreso a Cerro de Pasco.
Lo ocurrido se mantenía casi en secreto hasta que el fiscal Montoro decidió salir públicamente en RPP. Allí responsabilizó de su separación a Odebrecht y a Rafael Vela.
Después, en radio Exitosa, soltó otra bomba: reveló que, en dos oportunidades, Vela lo llamó a su despacho. Cuando ingresó, no podía creer lo que veía. ¡Estaba acompañado con el abogado de esa empresa!, quien trató de convencerlo para que desistiera de las investigaciones contra sus clientes.
La labor de los fiscales Lava Jato ha sido loable, pero desde hace buen tiempo varios sectores critican a Vela por los beneficios legales que otorga a Odebrecht, pese a que su ‘testigo estrella’, Jorge Barata, le ha ocultado adrede información clave.
A fines de octubre, por ejemplo, se conoció que Barata había omitido la identidad de 48 ‘codinomes’ (apelativos) a quienes sobornó en Lima. Dicha información recién se supo cuando la justicia de Brasil dio a conocer esos datos.
Vela, tan solícito para declarar en los medios, guardó silencio sobre ese flagrante engaño de Barata.
No solo eso. Desde el 2016, cuando se destapó el escándalo, el equipo Lava Jato abrió 88 investigaciones, solo ha terminado nueve, pero ninguna ha entrado a juicio, según el diario Gestión.
No es la primera vez que Vela tiene injerencia en el retiro de un fiscal probo. Hizo lo mismo hace varios años con el fiscal Hamilton Castro. Ese magistrado tenía a raya a Odebrecht. Era contrario a firmar el acuerdo de colaboración eficaz mientras dicha empresa no entregara información relevante. Terminó separado del caso.
Vela, por cierto, es intocable. Se ha enfrentado y desautorizado públicamente a su jefa, Zoraida Ávalos. También tiene una pléyade de periodistas que lo defienden cuando recibe críticas, como ahora ocurre con la denuncia de Montoro. La pregunta es: ¿Quién fiscaliza al fiscalizador?
Nos vemos el otro martes.
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