Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación*
“¿Por qué te gusta investigar estos casos de narcotráfico? Solo te traen problemas, juicios, querellas, amenazas. Al final, te puedes quedar solo y nadie te va a defender”, me dijo hace varios años un jefe de la DEA en Lima cuando investigaba a Fernando Zevallos, ‘Lunarejo’, el más poderoso narcotraficante que ha tenido el país, quien hoy está preso.
Le respondí que en los años 80, cuando empezaba en el periodismo, un amigo me invitó a visitar a su hijo de 25 años que se encontraba en un albergue para adictos a la cocaína. Había empezado fumando marihuana, luego pasó a la pasta básica y terminó como cocainómano.
Cuando lo conocí, el joven parecía que tenía 70 años. Viejo, acabado. Su familia destruida. Allí empezó mi interés por investigar y escribir sobre la lacra que son las drogas.
He recordado esta anécdota a raíz de la confesión del congresista Daniel Olivares, del Partido Morado, quien en una entrevista proselitista le dijo al jefe de su partido y candidato presidencial, Julio Guzmán, que es consumidor de marihuana por más de 20 años.
“He fumado con mis padres, con mis tíos y no tiene nada de malo”, dijo de lo más fresco.
Olivares parece no entender que es un congresista de la República y sus inclinaciones sobre su consumo son personalísimas. No todos reaccionan como él, muchos terminan enclaustrados en centros de rehabilitación. En el país hay más de 100 mil adictos a esa droga.
“El consumo de la marihuana es peligroso, daña el cerebro de los jóvenes”, dijo al Trome el psicólogo Milton Rojas, de Cedro.
Lo que más llama la atención son sus compañeros de partido, la mayoría de ellos jovenzuelos que postulan al Congreso, quienes celebraron alborozados su ‘sinceridad’ en las redes sociales.
Lo mismo hicieron viejos ‘tuiteros’ que se suben a la onda juvenil y defienden al parlamentario.
Se trató de un error garrafal que empaña la notable labor que ha desempeñado Olivares en este congreso tan desprestigiado. Le costará buena cantidad de votos a su partido, pues el parlamentario, lejos de reconocer su yerro, defiende su versión porque “tengo esta política de transparencia radical”.
Quizás el comentario más acertado sobre lo dicho por Olivares, es el del analista político Juan de la Puente, quien escribió en su Twitter: “No sé si la confesión del legislador Olivares sobre su consumo habitual de marihuana es parte de la campaña electoral de su partido. Si no lo es, se trata de un error de posición que nos desconcentra de los grandes temas electorales de la gran depresión 2020-2021”.
Lo ocurrido, sin embargo, no justifica la patética reacción del congresista Mariano Yupanqui, presidente de la Comisión de Ética, quien anunció una investigación a Olivares por su conducta.
Tanto Olivares como Yupanqui deben dejar de vendernos humo. Entre tanto, la pandemia continúa devastando al país.
Nos vemos el otro martes.
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