Es el título del libro de John Le Carré, el maestro de las novelas de espionaje. Relata la historia de un mafioso ruso que decide delatar ante la inteligencia británica a un grupo de corruptos, a quienes él se encargaba de lavar su dinero. Para hacerlo convence a una pareja de inocentes novios que se encontraban de vacaciones en su hotel. Pero algo falla.
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La historia es parecida a la del empresario colombiano Álex Saab, a quien las autoridades de Estados Unidos lo consideran testaferro del presidente de Venezuela, el dictador Nicolás Maduro, y de varios de sus dirigentes.
Entre junio del 2018 y mayo del 2019, Saab fue un agente encubierto de la DEA y entregó valiosa información sobre la corrupción que campea en el gobierno venezolano. Hasta logró recuperar diez millones de dólares.
Sin embargo, en junio del 2020 fue detenido en Cabo Verde cuando viajaba a Irán, y fue extraditado inmediatamente a EE. UU. ¿Si era agente encubierto de alto vuelo, por qué fue detenido?
Lo que ocurre es que Saab incumplió un acuerdo de colaboración que tenía con la DEA. Debía presentarse en mayo del 2019 ante sus agentes de control, pero no lo hizo y continuó con sus fechorías. Su estatus como colaborador fue cancelado y se ordenó su detención.
Apenas dejó de ser informante, Saab fue recibido con los brazos abiertos por Maduro, quien ignoraba que el empresario colombiano lo había delatado ante la DEA. En realidad, nadie sabía que Saab había sido agente activo del organismo antinarcóticos. La revelación surgió la semana pasada cuando Saab fue llevado a la sala que lo procesa en Miami.
En el momento que le leyeron los cargos, estalló la bomba atómica: ¡recién allí se supo que había sido agente de la DEA!
Ahora todos tiemblan en el gobierno de Maduro por lo que sabe y podría seguir contando Saab. En respuesta a ello, el Gobierno ha lanzado una campaña contra las autoridades estadounidenses, a las que acusa de estar torturando a Saab para que haga acusaciones falsas, lo que no es cierto.
“Ahora sacan esto de Álex Saab. Si es así, por qué le sacaron dos dientes, golpeándolo salvajemente en Cabo Verde, por qué lo han torturado de manera indecible, por qué lo tienen en condiciones inhumanas en una cárcel”, dijo el jueves Jorge Rodríguez, presidente del Congreso venezolano.
En el Perú también hay casos parecidos, como el de Jorge Chávez Montoya, ‘Polaco’, quien era lugarteniente del narcotraficante Fernando Zevallos. En una época, ‘Polaco’ fue colaborador de la DEA en EE. UU., pero luego se fugó y regresó a seguir trabajando con Zevallos, quien tampoco sabía que lo había delatado. Su papel se conoció cuando este columnista descubrió y publicó en El Comercio el testimonio que había brindado en Miami contra su jefe.
Las historias de agentes y espías son alucinantes y hasta inverosímiles. Nos vemos el otro martes.
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