Una sonrisa para empezar, un besito al aire después, mirada penetrante, ella coqueteaba con la cámara y casi siempre salía bien. Así era Mayerli Narcisa Pilaguano Rodríguez (22), una ciudadana ecuatoriana a la que sus más cercanos llaman ‘La Ñaña’ en redes sociales. En ese mundo de likes y corazones, ella se mostraba muchas veces como la mujer que destilaba amor por su pareja y su hijo, pero también dejaba ver esos pequeños detalles como una cadenita en el cuello, aretes, un fino reloj, uñas estilizadas. Una mujer que no solo se producía para verse bien, sino que adoptaba las mismas medidas con sus víctimas: menores de edad traídas de su país que creían venir para buscar un mejor futuro, pero terminaban siendo sometidas a la explotación sexual, delito en el que muchas solo salen cuando están muertas.
Para la Policía, ‘La Ñaña’ formaba parte de una banda dedicada a la trata de personas. No era la cabecilla, pero cumplía un rol importante, una gran responsabilidad para que esta mafia no sea descubierta. Este papel lo habría desempeñado cerca de un año, pero no todo dura para siempre y, hace días, fue capturada.
Su pareja Luis Alfonzo Quispe Fernández (32), ‘Luisao’, también ecuatoriano, era el que captaba a las víctimas con engaños y la ayuda de familiares del país norteño. Mayerli Pilaguano tenía la misión de arreglarlas para que ellas aparentaran lo que no eran: ser mayores de edad.
“Ella es la que las arreglaba, pintaba las uñas, pintaba los cabellos, arreglaba ropa, compraba ropa para que puedan aparentar una mayoría de edad”, dijo el jefe de la Brigada Especial Contra el Crimen (BRECC) Lima Norte, coronel Juan Montufar.
Bien arregladas y bien vestidas, estas jóvenes podían confundirse como adultas y así no despertar sospechas entre aquellos que las buscaban para servicios sexuales.
Parroquianos que eran captados, en su mayoría, por aplicativos de internet a la que todo el mundo tiene acceso. Uno de ellos: el TikTok.
En esa plataforma, ellas subían los últimos pasos de reggaetón y ritmos de moda, tal como lo hacía, en otra cuenta, ‘La Ñaña’.
Una vez acordado el encuentro y el pago, los parroquianos tenían que acudir a hoteles que la banda tenía seleccionados en Lima Norte.
Vídeos realizados por la Policía Nacional durante el seguimiento a esta banda muestran como ‘Luisao’ era quien las trasladaba a estos sitios. A bordo de una moto lineal, las llevaba a cada chica a sus encuentros clandestinos. “Solo las dejaba en el hotel, las llevaba en moto”, refirió. Sin embargo, para las autoridades, hace mucho más.
UTILIZABAN EL NOMBRE DE ‘LA ÑAÑA’ PARA IR A HOSTALES:
Para despistar a las autoridades, en caso de ser intervenidos en el camino, las víctimas de explotación sexual utilizaban cédulas venezolanas con su rostro pero con el nombre de otras personas. Uno de los documentos hallados tenía el nombre completo de ‘La Ñaña’.
Las fuerzas del orden están tras los nexos de esta mafia que tiene contactos con falsificadores de documentos.
‘La Ñaña’ ingresó hace un año al Perú y se cree que habría sido captada por su ahora conviviente. En el pecho tiene un tatuaje con el apelativo del padre de su hijo.
Alias ‘Luisao’ también tiene innumerables tatuajes en todo el cuerpo, pero lo que más preocupa es que tiene contactos en su país, contactos que les enviarían a las jóvenes que luego explota sexualmente. Pero tiene una particularidad en su modus operandi.
“Primero, este sujeto las enamoraba y les hace creer que están en un mundo de fantasía”, precisó el coronel Montufar.
Para traer a las adolescentes, desconocidos las llevan a Huaquillas, Ecuador, Allí eran hospedadas por unas horas para luego entrar por la frontera a Perú. Posteriormente son traídas a Lima, donde tienen que cumplir con un pago semanal de 350 soles. Al igual que ‘La Ñaña’, una de sus víctimas también tenía tatuado su apodo en el brazo.
ENSEÑABA LUJOS EN REDES SOCIALES:
‘Luisao’ también era asiduo a las redes sociales aunque en menor medida. En un post de Facebook se muestra con un amigo que sostiene una pistola mientras que él se puso un emoji en el rostro en un vano intento para no ser reconocido.
También se fotografiaba en jacuzzis, enseñando relojes de marca, cadenas, otras excentricidades.
“Hacía mostrar armas de fuego, hacía mostrar municiones de armas de guerra, hacía mostrar fusiles”, precisó el jefe policial.
En la intervención al predio donde vivía, en Los Olivos, se halló municiones, marihuana en cantidad, preservativos, dólares, cacerinas, municiones para fusil AKM, relojes de alta gama, balanzas, entre otras cosas que serán examinadas por los criminalistas.
Las pesquisas aún continúan para dar con el resto de esta organización que interrumpe la inocencia de niñas para introducirlas a este infierno de la esclavitud sexual.
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