Por: Miguel Ramírez (Periodista de Investigación)

Cuando el empresario Mario Mendoza fue detenido hace unas semanas, muchos apristas del entorno íntimo del expresidente se pusieron nerviosos.

En los ‘audios de la vergüenza’ se escucha a Mario Mendoza haciendo componendas con el otrora presidente de la Corte del Callao, Walter Ríos, el exintegrante del Consejo Nacional de la Magistratura, .

‘Él no es militante aprista’, gritaron los parlamentarios de ese partido y hasta publicaron un comunicado, apenas se difundieron los audios que vinculaban a Mario Mendoza con la red de corrupción judicial.

¿Por qué tanto nerviosismo? Mendoza es un hombre cercanísimo a Alan García y a muchos jerarcas de la vieja guardia del aprismo. Su amistad con García empezó antes de su primer gobierno (1985-1990).

Tan amigos eran que, incluso, le regaló un lujoso auto francés que estaba de moda por aquellos tiempos, según contó César Vásquez Bazán, el último ministro de Economía que tuvo Alan García en su primer gobierno, con quien está distanciado.

En octubre del 2008, Vásquez narró este episodio en su blog llamado César Vásquez Perú: Política, Economía, Historia.
“Consultando nuestras notas, hemos recordado que el amable ciudadano que obsequió el Citroen a mi compañero García responde al nombre de don Mario Mendoza. En los años ochenta, don Mario era el representante de Citroen en el Perú, marca que nunca pudo posicionarse en el mercado de ‘chololandia’, como sí logró hacerlo en Chile”, dice Vásquez Bazán.

Continúa: “El destino deparó que don Mario perteneciera a la misma logia masónica de Luis Nava Guibert (eterno secretario personal del exmandatario), antiguo mozo de estoques y hoy alguacilillo de Alan García Pérez en Palacio de Gobierno. Fue allí donde nació la amistad entre Nava Guibert y Mario Mendoza”.

Luego señala: “En aquellos lejanos años, Nava le explicó a Mario la pobreza franciscana en la que vivía un muchacho llamado Alan, que se perfilaba como futuro presidente del Perú. Le pidió que colaborara con el candidato. Mario le contestó qué ocurrencia, faltaba más. Al día siguiente, Mario Mendoza le hizo llegar el regalo solicitado. El obsequio consistía en una flamante máquina Citroen, color negro azabache, de esas que podían caminar con tres ruedas en caso de emergencia”.

César Vásquez termina su relato contando que “como era mucho roche que de la noche a la mañana García apareciese en Lima con semejante vehículo, Alan le pidió a su carnal y amigo del alma, don Rómulo León Alegría, que le manejara el vehículo, a lo cual el fiel y sacrificado Rómulo accedió de inmediato, convirtiéndose en el agraciado chofer del futuro felón”.

Alan García nunca desmintió a César Vásquez. ¿Cuántos secretos guardarán los más cercanos amigos del exmandatario, quien cuando llegó al poder tenía una vida modesta y hoy disfruta una vida cómoda y de lujo? Nos vemos el otro martes.

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