Baila huaylas en semáforos de todo Lima y dicta talleres y clases particulares. Foto: Jesús Saucedo / Trome.
Baila huaylas en semáforos de todo Lima y dicta talleres y clases particulares. Foto: Jesús Saucedo / Trome.

Andrés Akihito Véliz Tenorio (36) no necesita escenario, luces ni tarima. Con un semáforo en rojo le basta para robarse el show. Este coqueto bailarín de huaylas convierte cualquier esquina en fiesta, zapateando con estilo, sacando sonrisas (y propinas) a punta de ritmo y carisma. Y como si fuera poco, también tiene talleres de danzas folclóricas y da clases particulares.

Mira también:

Andrés, ¿desde cuándo bailas huaylas en los semáforos?

Desde el 2016. Desde entonces bailo en distintos semáforos de toda la ciudad.

¿Qué te motivó?

Me despidieron del colegio donde trabajaba enseñando danzas folclóricas, y un amigo me dijo: “Oye, vamos a los semáforos”. Al inicio no quería, me daba un poco de vergüenza, pero salí con todo.

Baila huaylas en las calles de Lima. Foto: Jesús Saucedo / Trome.
Baila huaylas en las calles de Lima. Foto: Jesús Saucedo / Trome.

¿Cómo fue esa primera vez?

La recuerdo como si fuera ayer. Éramos tres amigos listos para trabajar, pero yo necesitaba perder el roche, así que salí solo… y la rompí en la pista. Bailé como si fuera el último día de mi vida. Y pasó algo muy gracioso...

Cuéntame…

La primera persona que me dio propina ese día —y nada menos que un billete de diez soles— fue mi expareja. Cuando vi su cara, me quería morir de la vergüenza. Ahí mismo pensé: “¡Me voy!”. Pero mis amigos no me dejaron irme.

Baila huaylas en las calles de Lima. Foto: Jesús Saucedo / Trome.
Baila huaylas en las calles de Lima. Foto: Jesús Saucedo / Trome.

¿Alguna otra anécdota?

Nos decían ‘Los ciento uno’ (risas), porque mis dos amigos son flaquitos y yo soy gordito. La gente no está acostumbrada a ver gorditos bailando huaylas y yo demostré que también la rompemos.

Es un baile que exige mucha resistencia física…

¡Por supuesto! Y yo la sudo hasta morir (risas). Cuando el cuerpo ya no puede más, entra mi talento en escena: el coqueteo, el carisma. En eso nadie me gana. Hago bailar a todos y todas.

¿Es cierto que puedes bailar huaylas todo el día?

Claro, así empecé. Me di cuenta de que en un solo semáforo no se ganaba mucho, así que recorría varios cruces señalizados hasta la noche. He bailado en el Puente Acho, en la avenida Venezuela, en Chorrillos, en Comas... por todos lados.

¿Siempre te gustaron las danzas folclóricas?

Desde chiquito, en el colegio. Empecé con danzas ayacuchanas porque en el barrio solo había dos caminos: o eras pandillero o artista callejero. El huaylas llegó a mi vida hace unos ocho años y medio.

Baila huaylas en las calles de Lima. Foto: Jesús Saucedo / Trome.
Baila huaylas en las calles de Lima. Foto: Jesús Saucedo / Trome.

Y llegó para quedarse…

Así es. Me enamoré del huaylas y, aunque suene exagerado, el baile me salvó de muchas cosas. Cuando mi papá murió en 2020, el huaylas me ayudó a salir de una depresión muy fuerte.

Ahora hasta tienes un taller de danzas y das clases particulares…

¿Cómo es la vida, no? Pues sí, y me siento superbendecido. Tengo talleres en Chorrillos, Comas y Cercado de Lima. Cuando necesito recordar los buenos momentos de semáforo, salgo, pero la verdad es que ya no tengo mucho tiempo.

¿Qué necesita un joven para ser un buen bailarín de huaylas?

Agilidad, actitud, compromiso, disciplina y muchas ganas de dejarlo todo en el escenario. No importa si es chico o grande, tienes que romperla.

TE VA A INTERESAR:

Contenido sugerido

Contenido GEC