A todos les sale, que tire la primera piedra al que no, pero nadie habla de ellos. Ya sabes a qué nos referimos. Comer hidratos de carbono de liberación lenta y reducir la ingesta de proteínas puede evitar generar gases estomacales fétidos, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Monash, de Australia. Las flatulencias están principalmente compuestas por gases inodoros, como oxígeno y nitrógeno, producto de la ingesta de aire; e hidrógeno, metano y dióxido de carbono, producidos cuando las bacterias en el intestino grueso fermentan los carbohidratos que comemos. El mal olor de los gases es causado por trazas de sulfuro de hidrógeno, producido por las bacterias intestinales a partir de las proteínas. Este gas puede agravar la enfermedad inflamatoria del intestino y aumentar el riesgo de cáncer intestinal. De ahí que el líder de la investigación, Chu Yao, y su equipo, se haya embarcado en investigar cómo diferentes alimentos afectan la cantidad de sulfuro de hidrógeno que se produce en el intestino.
Así, el equipo examinó las heces de siete personas sanas. Al mezclarlas con altos contenidos de cisteína —un compuesto de azufre presente en la carne, los huevos, los lácteos y otro alimentos ricos en proteínas— se registraron emisiones de sulfuro de hidrógeno siete veces mayores a lo normal. Yao explica que por esta razón los fisicoculturistas —que consumen gran cantidad de proteína para aumentar su masa muscular— pueden llegar a producir mayor cantidad de este gas. En contraste, la mezcla de cuatro hidratos de carbono de absorción lenta con las heces redujo sustancialmente la emisión de sulfuro de hidrógeno. Estas sustancias pasan a través del intestino delgado sin ser completamente digeridas, para luego ser fermentadas por bacterias en el intestino grueso. Dos de estos hidratos de carbono —el almidón resistente, que se encuentra en papas, plátanos, legumbres y cereales, y los fructanos, que se encuentran en el trigo, las alcachofas y los espárragos— redujeron la producción de sulfuro de hidrógeno en aproximadamente 75%. Estos alimentos son altamente fermentables, lo que significa que se descomponen mejor que las proteínas, dice Yao.
Con ello, aumentar la ingesta de papas, plátanos, legumbres, cereales, trigo, alcachofa y espárragos debe servir para mejorar las flatulencias en este aspecto. Las fibras dietéticas como el psyllium y la Sterculia también reducen las emisiones de sulfuro de hidrógeno, aunque solo en un 25%. Aunque ambas son poco fermentables, estas fibras pueden absorber el gas maloliente, pues también son buenas para absorber líquidos y otros fluidos. Los hallazgos del equipo, presentados en la reunión científica anual de la Sociedad de Gastroenterología de Australia, esta semana, contradicen el dicho popular acerca de que las personas con flatulencias deben comer menos fibra para reducir malos olores. Si bien esta puede aumentar la producción de hidrógeno, metano y dióxido de carbono, por la fermentación bacteriana, no comerla da lugar a mayores emisiones de sulfuro de hidrógeno. El estudio, así, coincide con una investigación anterior que muestra que la ingesta elevada de fibra aumenta la producción de gases, pero no los malos olores. Rosemary Stanton, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, que condujo este estudio, dice que no hay una buena razón por la que las personas que quieran evitar gases olorosos dejen de comer fibra. Fuente: Agencia N+1