Como es tradición, cada 28 de julio, feriado por Fiestas Patrias, se realiza el disparo de los 21 cañonazos por la Independencia del Perú que hace retumbar los edificios del Centro de Lima. Usualmente este saludo militar estaba a cargo de los Húsares de Junín, sin embargo, este año fue realizado por la Infantería de la Marina de Guerra del Perú.
“Hay una historia muy curiosa. Los cañonazos datan desde la época republicana. Parte de la historia castrense es que cuando los barcos arribaban al puerto del Callao, para demostrar que llegaban en son de paz, ellos hacían sonar tres cañonazos y desde tierra tenían que responderle tres salvas por cada cañonazo y eso significaba que podían llegar a tierra”, comentó la periodista Alvina Ruiz en América Noticias.
A lo que su compañero de conducción agregó: “No solamente son los 21 cañonazos para celebrar fechas importantes. 21 son cuando se trata del presidente de la República y luego va bajando los cañonazos cuando van llegando las diferentes autoridades”.
Historia de los 21 cañonazos
El disparo de los 21 cañonazos por la Independencia del Perú es una tradición que se realiza ante la presencia del Presidente de la República en la Plaza Bolívar, antes y después de su mensaje al Congreso.
La referida actividad es dirigida por la Legión Peruana de la Guardia del Ejército, unidad creada por San Martín el 18 de agosto de 1821. Esta costumbre militar no tuvo su origen en la lucha independentista como muchos creerían, sino en la época colonial.
Este rito castrense data del siglo XVI, cuando los barcos arribaban al puerto del Callao. “Para demostrar que las embarcaciones no eran una amenaza, los cañones del navío descargaban siete salvas con el fin de avisar que la artillería estaba descargada y a disposición de las autoridades locales”, precisó el historiador Fernando Ayllón Dulanto.
Explicó que luego de la ejecución de las siete salvas iniciales, el puerto debía responder al mensaje con tres salvas por cada cañonazo disparado para indicar que las baterías en tierra también estaban descargadas y en actitud de confianza, lo que suma 21 camaretazos desde del puerto.
Acotó que la regla de lanzamiento de las mencionadas salvas, sin embargo, no era una práctica internacional hasta que el imperio británico consensuó en 1875 con Estados Unidos la cifra para igualar las honras que debía recibir, tanto una embarcación monárquica como republicana.
Las salvas de cañón se remontan a la alborada de los Estados, cuando quien saludaba se colocaba en inferioridad al descargar sus armas lo que lo dejaba a disposición del saludado