Mariano Melgar solo vivió 24 años y siete meses. El poeta y revolucionario peruano, independentista y romántico, había nacido en Arequipa, el 10 de agosto de 1790 y murió tras caer prisionero en la batalla de Umachiri, 12 de marzo de 1815. Pese a esa vida breve, su talento poético y carácter firme fueron suficientes armas para destacar en esa generación de jóvenes que vivieron en medio de la política, la guerra y el amor.
Más información Melgar vs. Independiente del Valle: estos son los horarios y fechas de las semis de Copa Sudamericana
Su nombre es hoy mencionado repetitivamente por periodistas deportivos peruanos y extranjeros, por aficionados e hinchas de un club de fútbol, el ‘FBC Melgar’ de Arequipa, que acaba de pasar a las semifinales de la Copa Sudamericana 2022, tras vencer al equipo brasileño de ‘Internacional’ o ‘Inter’ de Porto Alegre. Pero, más allá de la competencia deportivo, es bueno saber de qué calibre moral, artístico y existencial era este gran hombre de la ‘Ciudad Blanca’, cuyo nombre pugna hoy por ser mencionado en el escenario futbolístico continental.
MARIANO MELGAR: UN HOMBRE DE SU ÉPOCA, CUYO EJEMPLO GANÓ LA ETERNIDAD
Hace pocos días se cumplieron 232 años del nacimiento de Mariano Melgar, pero la imagen que dejó sigue incólume: la de patriota, poeta y ejemplo de valentía. Su valor artístico fue reconocido poco a poco, no obstante destacó en él, en primer lugar, su perfil de caudillo. Cuentan que en 1833, el cuerpo de Melgar fue llevado a su tierra para ser enterrado en su propia localidad. Allí sus paisanos resumieron todo su aprecio en un epitafio que decía: “Aquí yace el caudillo de los libres”.
La vida de Melgar estuvo marcada por la poesía y la independencia; sin embargo, la curiosidad por su obra poética debió esperar unos años más, luego de su prematura muerte. Esa esperada difusión se dio a partir de mediados del siglo XIX, primero con recelo, para luego empezar una recopilación de sus delicados poemas y aleccionadoras fábulas (otra muestra de su romanticismo). La edición de su poesía completa, de 1878, que recopiló Manuel Moscoso Melgar, estaba dirigida “a la juventud arequipeña”, pues así fue el deseo de la familia Melgar.
A través de ese importante libro se conocieron casi todas sus elegías, odas, fábulas y sus hermosos yaravíes, que eran canciones que revelaban una fina sensibilidad y un espíritu plenamente romántico, entregado sin pudor al sentimiento amoroso: “¿Con que al fin, tirano dueño, / Tanto amor, clamores tantos, / Tantas fatigas, / No han conseguido en tu pecho / Más premio que un duro golpe / De tiranía? / Tú me intimas que no te ame / Diciendo que no me quieres, / ¡Ay vida mía! / ¡Y que una ley tan tirana / Tenga de observar, perdiendo / Mi triste vida! / Muerto yo, tú llorarás / El error de haber perdido / Un alma fina; / Y aun muerto sabrá vengarse / Este mísero viviente / Que hoy tiranizas. / A todas horas mi sombra / Llenará de mil horrores / Tu fantasía; / Y acabará con tus gustos / El melancólico espectro / De mis cenizas”. (Melgar, 1878).
Así era el Mariano Melgar poeta, cuya ‘Carta a Silvia’ se convertiría en una de sus composiciones poéticas más recordadas, no solo por su seductora forma –era un romance en versos endecasílabos– sino porque Melgar dejó su espíritu libre a la expresividad del sentimiento amoroso, con sus luces y sus sombras. La ‘Carta’ empezaba así: “Por si logro mostrarte mi firmeza, / por si, al fin, tus recelos se disipan, / la historia de mi amor, toda mi historia, / voy a contarte, mi querida ‘Silvia’. / Quizá, al verla, tus ojos amorosos, / te moverán siquiera mis desdichas / a que abandones tus sospechas falsas, / y ese llamarme ‘Infiel’, con que me arruinas (…)”. (Melgar, 1878).
MARIANO MELGAR: PURO SENTIMIENTO, AMOR POR LA VIDA, LA LIBERTAD Y LA GLORIA
Melgar revelaba así una gran fortaleza poética y vivencial, y asimismo demostraba su apego a las formas neoclásicas, aunque con un arraigado sentimiento de intimidad que contagiaba adherirse a él; era claramente su forma natural de mostrar sus raíces, las cuales lo hacían y hacen tan empáticamente peruano.
Pero, el artista Melgar también era un hombre de acción y lo quiso demostrar siempre en el plano de los hechos. En lo político, sus ideas independentistas, ligadas con el Enciclopedismo de su rigurosa formación, así como su pretensión de tener una carrera eclesiástica en el seminario, y sus estudios de Derecho, lo convirtieron en un joven adelantado de su generación.
Experto en el dominio del latín (tradujo a Ovidio y Virgilio) y de las lenguas modernas (sabía francés e inglés), Melgar era un joven muy culto, cuya vida (era claro) no iba a seguir la senda de lo predecible, de lo “políticamente correcto”, como se dice ahora, sino que nunca se rendiría en pos de su propia búsqueda de la libertad. Y esto se manifestaría muy pronto. En todo momento, eso sí, fue consciente de que la guerra por la independencia de España, en la que quería intervenir, le podía costar la vida.
Pese a ello, el poeta y pensador arequipeño decidió unirse en el sur a las huestes emancipadoras de Mateo Pumacahua, quien lo recibió, dados sus conocimientos, como “auditor de guerra” en 1814. Pero Melgar no era alguien que buscara estar lejos del combate. Tras la batalla de Umachiri, fue capturado por las fuerzas realistas. Aislado, prisionero, completamente solo, quizás con su pensamiento puesto en ‘Silvia’, aquella figura metafórica del amor, Mariano Melgar esperó unas horas antes de ser fusilado, el 12 de marzo de 1815.
Pero la muerte no acabaría con él. Su fuerte imagen se enraizaría tanto en la cultura nacional como regional, que sus estudiosos empezarían a considerarlo, no sin fundamento, como uno de los escritores con los que se inició el “proceso de la literatura peruana”. Sus yaravíes nos darían la clave de esa visión de carácter heterogéneo, la cual marcaría el discurso literario nacional que surgió tras el proceso independentista. De esta forma, el arequipeño, el peruano Mariano Melgar fue reconocido como el primer escritor netamente peruano, con todas las contradicciones heterogéneas que eso podía implicar.
Cuando se celebró el centenario de su natalicio, el 10 de agosto de 1890, la figura de Melgar ya estaba debidamente consagrada. En Arequipa, se develó un busto, hubo desfiles tanto de la civilidad como de la casta militar; pero también se organizaron concursos de poesía y prosa, porque nadie olvidaba que, más allá de su férreo carácter ante el paredón de fusilamiento español, él era esencialmente un poeta, un escritor, un hombre de letras.
La imagen de Mariano Melgar se ha robustecido con los años, y en el 2015, en medio de las celebraciones por el centenario de su muerte (1815-2015), en agosto de ese año, el Banco Central de Reserva (BCR) no lo olvidó y emitió una moneda de plata (de fin numismático) que aludía a su gesta patriótica.
Hoy en día que tanto se habla en el ambiente popular y futbolístico, y en los medios televisivos y digitales del Perú y el continente del “Melgar de Perú”, es bueno saber más de este hombre cuyo nombre, diga lo que se diga, inunda de fuerza y mística a los muchachos del equipo dominó que lo defienden. Porque nada es coincidencia en la historia, la literatura y el fútbol.