Muchos informativos dieron cuenta de un hecho que parece haber sido sacado de una caricatura. Pues, resulta que en se ha condenado a una mujer por homicidio en primer grado tomándose en consideración el 'testimonio' del testigo más singular que juicio alguno haya tenido: un loro.

Todo comenzó en mayo de 2015 cuando Martim Duram (46) murió de 5 disparos en Michigan. Casi de inmediato, las sospechas de la Policía de Estados Unidos recayeron en su esposa, Glenna Duram (49), quien intentó acabar con su vida en la escena del crimen.

La pareja del finado logró vivir, siendo sometida un juicio muy largo. La defensa de la mujer quiso probar que Martim Duram se había suicidado, mientras que la Fiscalía estaba empeñada en que el tema era un asesinato.

Fue así que estos últimos notaron algo extraño en la mascota de Martim Duram, un loro gris africano. Esta ave repetía la frase 'Don't fucking shoot!' (¡No dispares, maldita sea!) continuamente.

"Ese loro repite todo lo que escucha y tiene la boca más sucia del barrio", dijo Lillian Duram, madre de Martim, a la BBC. De esta forma, la Fiscalía tomó como 'testigo' al simpático lorito en el proceso contra Glenna Duram. El resto es historia conocida.

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