La pandemia del está causando peligrosos estragos en los más jóvenes de la casa. Ante esto advierte que los casos de trastornos de conducta alimentaria en adolescentes, se han duplicado durante el confinamiento y están afectándolos a edades más precoces.

Amparo Jaramillo, médico psiquiatra, del servicio de Psiquiatría en niños y adolescentes del hospital ‘Guillermo Almenara’ señala con preocupación que antes de la pandemia, de cada diez pacientes, dos tenían trastornos de conducta alimentaria.

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Sin embargo, durante la pandemia, de cada diez consultas, cinco tienen este diagnóstico. Es decir, los casos se han duplicado, y cada vez son diagnosticados a edades más precoces.

También precisa que la edad de diagnóstico usualmente era entre los 15 y 16 años, pero durante la pandemia se ha visto que desde los 11 años ya se dan con mayor frecuencia y con mayor gravedad de los síntomas.

“Los trastornos por atracones son los más frecuentes, pero los casos de anorexia y bulimia están en aumento y son los que llegan a tener mayores complicaciones e incluso tener una alta tasa de mortalidad. Estos diagnósticos tienen que ser atendidos de manera urgente”, manifestó la especialista.

Los trastornos de conducta alimentaria se caracterizan por una gran preocupación por el aspecto físico y principalmente el peso. Se tiene miedo a engordar y se llega a tener comportamientos que ponen en riesgo la vida con tal de bajar de peso.

La anorexia nerviosa se caracteriza por una restricción en la ingesta de alimentos, la bulimia por comer en demasía en menos de dos horas, se produce por lo menos una vez por semana, y todo un trimestre. La culpa posterior al atracón los puede llevar a provocarse el vómito, a tomar laxantes, diuréticos, hacer muchos ejercicios para compensar esta gran ingesta de alimentos que han tenido previamente.

En tanto, el trastorno por atracones no se acompaña de conductas basadas en la culpa. Se dan con mayor frecuencia en mujeres, en edad de pubertad y adolescencia. Los principales factores que los generan son genéticos y ambientales, estos últimos de mucha relevancia durante el confinamiento en pandemia.

“Se ha visto que los adolescentes han tenido más acceso a las redes sociales, en donde se muestra erróneamente que el éxito y aceptación se basan en el aspecto físico. Entonces, el que una persona a esta edad, se sienta insatisfecha corporalmente y busque la aprobación a través de las redes sociales, sumado a la disminución de actividades que pueden realizar fuera de casa o reunirse con un grupo de apoyo, como lo son sus amigos, familiares, ha contribuido al incremento de casos de trastornos de conducta alimentaria”, señala la doctora Jaramillo.

DETECTAR A TIEMPO

Lo importante es detectar a tiempo los cambios de conducta: el joven se aísla al ingerir alimentos, empieza a limitar la cantidad de lo servido en el plato, esconden parte de él o se paran constantemente al baño mientras comen, probablemente para provocarse el vómito, cuentan las calorías que les sirven, visten ropa ancha, practican súbitamente más de 1 o 2 horas de ejercicio, toman agua para saciarse excluyendo los sólidos, recurren a laxantes y diuréticos y se vuelven más irritables.

Cabe indicar que ante estos signos, se debe buscar ayuda especializada inicialmente por psiquiatría llegándose a requerir la intervención multidisciplinaria por psicología, nutricionistas, pediatras, etc. Los padres en casa deben reforzar el mensaje constante de que ellos son valiosos más allá del aspecto físico, apoyarlos incondicionalmente y propiciar el dialogo constante, sin prejuicios para detectar a tiempo que sus hijos necesitan ayuda.

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