Policía jubilado de 58 años no podía ni caminar y le pusieron órgano artificial.
Policía jubilado trasplante de corazón

“Toda mi vida estaré agradecido”, dijo emocionado Luis Muñoz Arévalo (58), policía jubilado que trabajaba como taxista y que salvó de la muerte gracias a que le fue implantado un corazón artificial, que luego fue reemplazado por el órgano de un donante.

La doble proeza médica fue realizada con éxito por especialistas del Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) de .

Muñoz recuerda que su vida se apagaba por insuficiencia cardiaca, debido a una cardiopatía dilatada en fase terminal (su corazón estaba muy grande y no podía bombear sangre). Ya no podía caminar, ni siquiera dormir tranquilo, y su situación empeoraba cada día.

Por eso, su única esperanza era conseguir un trasplante de corazón.

CIRUGÍA COMPLEJA

“Se le colocó un Centrimag, conocido como corazón artificial. Este dispositivo de asistencia ventricular permitió mantener la función cardiaca necesaria para evitar la falla de órganos, mientras se esperaba un donante compatible”, explicó el médico Franz Soplopucco, coordinador quirúrgico del INCOR.

La segunda cirugía fue el trasplante de corazón gracias a una donación del órgano.

“El donante es el verdadero héroe de este logro”, añadió el cardiólogo David Gálvez.

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