
José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido como Túpac Amaru II, prócer de la independencia del Perú que se rebeló contra la Corona española, es uno de los personajes que los peruanos recuerdan con orgullo.
Ejecutado por los españoles en Cusco, el 18 de mayo de 1781, su imagen perdura hasta hoy como símbolo del valor y la fortaleza.
Al no existir fotos entonces, solo nos han llegado cuadros y dibujos que responden a la imaginación.
Tenemos el lienzo de Mario Salazar, de 1974, que está en el salón Túpac Amaru de Palacio de Gobierno; y de 1969 la imagen iconográfica de Jesús Ruiz Durand —logo del gobierno de Juan Velasco Alvarado— con sombras de rostro y un sombrero parecido al de las brujas de Salem que nunca usó.

Otro producto de la imaginación es un dibujo en el libro ‘Historia del Perú’ de Carlos Wiesse, de finales del siglo XIX.
Entre las imágenes más cercanas a la realidad, incluido el rostro del prócer, está la de un cuadro del cusqueño Tadeo Escalante (1802-1840), con Túpac Amaru II a caballo que lleva sombrero de ala ancha.
Develada en 2015, la imagen más antigua que se conoce hasta hoy del rebelde indígena es la de un autor anónimo de inicios del siglo XIX, en el Alto Perú, hoy Argentina: sobre un caballo blanco, espada desenvainada, y con corona inca.

Datito
La historiadora del arte Natalia Majluf destacó que la imagen más antigua de Túpac Amaru II de esta nota deriva de retratos que este mandó hacer como propaganda para difundir su rebelión en el sur andino y el Alto Perú, con supervisión de su esposa Micaela Bastidas.
El historiador Luis Wuffarden explicó que Túpac Amaru II se muestra como legítimo sucesor de los incas con una corona inca combinada con armas otorgadas por el rey español Carlos V a Cusco (un castillo).
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