(España, 1962) es considerado uno de los escritores más importantes en nuestro idioma. Ha escrito libros monumentales como ‘Soldados de Salamina’, ‘Anatomía de un instante’, ‘El impostor’, ‘Las leyes de la frontera’ o ‘El monarca en las sombras’, por mencionar algunos.

ha dicho de él que es “uno de los mejores escritores de nuestra lengua”. Un elogio justo si revisamos su bibliografía y su estantería de reconocimientos internacionales.

Acaba de publicar ‘El castillo de Barbazul’ (Tusquets Editores), que cierra una trilogía que empezó con ‘Terra Alta’ e ‘Independencia’, tres entregas fundamentales para su paso de la novela histórica a la ficción pura o policiaca. Este giro ha sido para Cercas “una necesidad de reinventarme como escritor, de no repetirme”.

El castillo de Barbazul, nuevo libro del español Javier Cercas
El castillo de Barbazul, nuevo libro del español Javier Cercas

En entrevista con , Javier Cercas aborda diversos temas como el optimismo (pese a las y pandemias), la juventud y su sensatez con los problemas globales, el debata sobre las disculpas que debería ofrecer o no España a América por la conquista, el apaleamiento que constantemente recibe Mario Vargas Llosa por manifestar su posición política. Empecemos:

JAVIER CERCAS, EL OPTIMISTA COMPULSIVO

Recientemente usted se definió como un ‘optimista compulsivo’, señor, ¿Es posible serlo entre guerras y pandemias?

La prueba es que yo lo soy. Lo inteligente es ser pesimista, pero como no soy inteligente, soy optimista. Y lo soy de manera visceral. ¿Qué es un pesimista? Es alguien que piensa como Ricardo Reis, el heterónimo de Fernando Pessoa, que dice: Quien nada espera, cuanto le depare el día, por poco que sea, será mucho. Eso es un pesimista. Y es un hombre que vive feliz porque no espera nada, por lo tanto, todo lo que el día le depara es bueno, es una maravilla, es un milagro.

Personal de emergencias ruso limpia los escombros de un edificio en la ciudad de Mariupol el 2 de junio de 2022, en medio de la acción militar rusa en curso en Ucrania. (Foto: STRINGER / AFP)
Personal de emergencias ruso limpia los escombros de un edificio en la ciudad de Mariupol el 2 de junio de 2022, en medio de la acción militar rusa en curso en Ucrania. (Foto: STRINGER / AFP)

Ambrose Bierce, el escritor norteamericano, definía en el ‘Diccionario del diablo’ la palabra ‘año’, así lo definía: ‘periodo de 365 decepciones’. Eso soy yo, un hombre que se levanta por la mañana pensando que las cosas irán bien y siempre la realidad le castiga.

Hablando en serio, yo creo que lo inteligente es lo que dijo (Antonio) Gramsci famosamente: el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Hay que trabajar para lo mejor siendo consciente de lo peor. Esa es la mejor manera de plantearse las cosas.

¿Ve con optimismo a los jóvenes de hoy?

Sí. No veo que los jóvenes de hoy sean más tontos que los de ayer. Mejor dicho, creo que son más o menos iguales que nosotros. No veo que sean más tontos que nosotros, ni más incultos. En algunos aspectos los veo más listos, no conozco a todos los jóvenes de hoy, pero conozco a mi hijo y es mucho más listo que yo, más sensato en muchísimos aspectos, muchísimo más avanzado que yo.

Los jóvenes de hoy son conscientes de cosas que nosotros no éramos conscientes, de que nos estamos cargando el planeta, por ejemplo. Esa conciencia, los jóvenes de mi edad, de mi época, no la teníamos. O que los hombres y las mujeres debemos tener los mismos derechos y somos iguales. La cuestión del feminismo, que es la segunda gran cuestión de nuestro tiempo, que es la igualdad entre los hombres y las mujeres, eso ni se planteaba en mi juventud. Y hoy se plantea. Por lo tanto, tengo todos los indicios para pensar que los jóvenes son, como mínimo, tan listos o tan tontos que nosotros, y en muchos aspectos son muchos más avanzados que nosotros y más inteligentes….

¿Por qué cree que los jóvenes de ahora son más conscientes?

Sencillamente porque nos hemos dado cuenta de determinados problemas. Mira, uno de los temas fundamentales de estas tres novelas (’Terra Alta’, ‘Independencia’ y ‘El castillo de Barbazul’) es la violencia contra las mujeres. Es uno de los temas fundamentales. En la última (‘El castillo de Barbazul’) es mucho más visible. Pero ese problema ha existido siempre, desde que el mundo es mundo. Aristóteles, un pilar de la civilización occidental, escribió que las mujeres son inferiores a los hombres. Y lo escribió porque en todas las épocas lo han pensado así. En las últimas décadas, aunque el feminismo se pueda remontar a la edad media, solo en las últimas décadas nos hemos dado cuenta de que tenemos un enorme, un terrible problema encima.

Miles de mujeres marchan bajo la consigna "ni una menos" en conmemoración de los siete años de la creación de este colectivo feminista, hoy en Buenos Aires (Argentina).
Miles de mujeres marchan bajo la consigna "ni una menos" en conmemoración de los siete años de la creación de este colectivo feminista, hoy en Buenos Aires (Argentina).

Cada día, en todas partes, hay hombres que agreden a mujeres, pero ahora cobramos conciencia de eso. ¿Por qué cobramos conciencia de eso? Porque cobramos conciencia de eso, así de fácil. Antes la esclavitud se daba como algo normal. En la época de Aristóteles, por ejemplo, era algo con lo que la gente convivía, hoy ya nadie lo acepta. En determinado momento la gente cobra consciencia, no se debe a las redes sociales, ni a los avances tecnológicos, se debe a que los seres humanos, contra lo que se dice en algunos aspectos, mejoramos.

¿DEBE ESPAÑA OFRECER PERDÓN A LATINOAMÉRICA POR LA CONQUISTA?

Quiero conocer su punto de vista sobre un tema que en los últimos tiempos se ha puesto en debate… incluso el mismo presidente mexicano Manuel López Obrador en algún momento exigió que España ofrezca disculpas por los crímenes de la conquista, ¿Cuál es su opinión al respecto?

O sea, comparar al imperio español del siglo XVII con la España actual no tiene el más mínimo sentido. O sea, si a los mexicanos o a los peruanos les sirve que España pida disculpas, pues no sé, hagámoslo, pero que reflexionen un poco sobre la historia y se darán cuenta de que no tiene absolutamente nada que ver el imperio español de aquella época, era completamente distinto a la España actual. Para empezar, no tiene ni la misma extensión, ni siquiera se llamaba España.

Representación de la llegada de Cristobal Colón a América en su primer viaje. (Pintura de Díscolo Puebla, 1862)
Representación de la llegada de Cristobal Colón a América en su primer viaje. (Pintura de Díscolo Puebla, 1862)

Sinceramente, creo que r lo hizo porque es una manera de ganar votos. España, como nación, nace en el siglo XIV. El imperio español es otra cosa completamente distinta. El imperio español estaba compuesto, según las épocas, por muchos territorios que no eran España. No tiene nada que ver una cosa con la otra. Sí, hablan español, eso sí. Es una manera anacrónica de plantear un problema.

Pero es un debate que se ha extendido en toda Latinoamérica…

Es un debate falso. Bueno, no es un debate falso de la conquista, eso es Historia. Hay que estudiarlo, hay que asimilarlo y hay que verlo en toda su infinita complejidad. Pero la España actual… pedir disculpas a México… no tiene el más mínimo sentido. No es el mismo país, no es el mismo Estado. El Estado español no es el mismo que conquistó América. Es un disparate, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Se hablaba la misma lengua, sí, pero también creo que es un debate que no tiene ningún sentido.

Ahora, si hay gente a la que le tranquiliza o le gusta que pidamos perdón, pues nada, yo pido perdón desde aquí, en nombre de todos los españoles, de todo el imperio español, los italianos, de los holandeses, de todo el mundo. Pido perdón y ya está. Todo el mundo tranquilo. No tiene el más mínimo sentido.

LAS CRÍTICAS A MARIO VARGAS LLOSA POR SU POSICIÓN POLÍTICA

Mario Vargas Llosa muchas veces es ‘apaleado’ por su posición política e incluso por apoyar a ciertos candidatos políticos, ¿las críticas son justas? ¿Es deber de un intelectual tomar partido?

Mira, un escritor también es un ciudadano y tiene sus posiciones políticas. Tiene todo el derecho de expresarlas. Algunas veces estarás más de acuerdo o menos de acuerdo. Milán Kundera dijo una cosa, que cuando un escritor emite sus opiniones políticas corre el riesgo de que sus opiniones políticas pasen a ser más importantes que sus novelas, cuando lo mejor que tiene que decir un novelista lo dice con sus novelas.

MVLL - Morgana Vargas Llosa
MVLL - Morgana Vargas Llosa

Entonces, ocurre con Vargas llosa que sus opiniones políticas parece que son más importantes que sus novelas, pero lo importante de Vargas Llosa son sus novelas. Eso es lo más profundo, complejo e importante que tiene que decir. En mi caso es igual y en la de cualquier novelista. Aparte de eso, Vargas Llosa es un ciudadano y tiene todo el derecho a expresar sus opiniones políticas. Él considera que tiene la obligación. Yo no estoy en desacuerdo con eso. Luego esas opiniones puedes discutirlas o no.

UN SUEÑO, EL NOBEL DE LITERATURA

Señor, ¿usted sueña con el Nobel de Literatura?

Ni se me ha pasado por la cabeza. Un escritor buscar escribir el mejor libro posible. Con lo que yo sueño es con escribir el mejor libro posible. Sueño con eso cada día. Los premios los agradezco, los he aceptado siempre, creo que hay que aceptarlos siempre. Salvo si son del Ku Klux Klan. Los he aceptado siempre con mucho gusto. Me parecen fantásticos y no tengo palabras para agradecerlo, pero ningún escritor escribe para que le den premios. El premio es escribir, escribir la mejor frase posible, el mejor párrafo posible, el mejor capítulo posible, el mejor libro posible. Ese es el premio de verdad. El segundo premio es que a los lectores les guste. Porque los lectores son los protagonistas de la literatura, no el autor. Los premios nunca se me han pasado por la cabeza, ni el Nobel ni ninguno. No pienso ni medio segundo, ni en ese ni en ningún otro premio.

LA VIRTUALIDAD, REINVENTARSE Y LA NOVELA HISTÓRICA

¿Se le ha hecho fácil las entrevistas virtuales?

¿Por qué no? Me parece muy bien, estoy encantado. No me molestan en absoluto. Así las prefiero, estoy en mi casa tranquilamente.

Pero está volviendo a las presentaciones personales, ¿verdad?

Estuve en Chile y Argentina, por Europa también he viajado. Vuelve la presencialidad.

¿Cómo has sentido este regreso a la presencialidad?

Pues, si te soy sincero, para mí la pandemia no fue… siempre digo que si no hubiese sido una catástrofe colectiva, habría sido una bendición personal, porque para mí ha sido fantástico quedarme en casa, poder escribir. Mi mujer e hijo estaban conmigo. Yo me he dedicado a lo que más me gusta. Además, con muy buena conciencia, porque no podía hacer nada mejor que quedarme en casa. No podía ir a un hospital a ayudar, ni hacer nada. Lo mejor que pude hacer fue estar en casa. Eso, por un lado.

Por otro, es estupendo, es fantástico recuperar la vida de siempre. Es sensacional. Porque esto ha sido una auténtica catástrofe para tantísima gente. Bueno, volver a la vida normal, volver a encontrarte con los lectores es fantástico, porque sin lectores no hay literatura.

Acaba de publicar el ‘Castillo de Barbazul’, así cierra una trilogía que ha significado girar de la novela documental a la ficción pura, ¿a qué responde esta transición?

A varios motivos, sobre todo a la necesidad de reinventarme como escritor, de no repetirme. Cuando acabé el libro anterior a esta trilogía sentí que ahí terminaba algo. Algo que había empezado 20 años atrás con ‘Soldados de Salamina’, que incluía novelas documentales, autoficción, mezcla de géneros, etc. En ‘El monarca en las sombras’ sentí que acababa algo por diversos motivos, no debía continuar por el mismo camino, porque si continuaba por el mismo camino que ya conocía, podía cometer el peor de los pecados que puede cometer un escritor, o uno de los peores, que es repetirse, que es convertirse en imitador de sí mismo.

Estos libros surgen, en gran parte, de una voluntad de renovarme como escritor, de reinventarme, de rebelarme contra el escritor que fui, de encontrar dentro de mí mismo a un escritor capaz de decir cosas nuevas. Si uno se repite, si uno se convierte en un imitador de sí mismo, ya no puede decir nada nuevo. Y está acabado como escritor. Ya pueden darle 20 premios Nobel. Yo no quería morirme como escritor, no quería acabarme, por eso y otras razones pude escribir estas novelas.

Soldados de Salamina, obra cumbre de Javier Cercas
Soldados de Salamina, obra cumbre de Javier Cercas

¿Significa que no volverá a las novelas históricas?

Puedo volver, sí, si encuentro la manera de hacerlo de una manera distinta que me permita decir cosas nuevas. En estos tres libros se abordan temas completamente distintos a los anteriores que yo nunca había abordado. ¿Por qué? Porque la forma es distinta, la literatura es forma, en ella la forma es el fondo, entonces aquí hay una nueva forma y esa nueva forma me ha permitido encontrar nuevos temas, nuevas cuestiones, nuevos asuntos que nunca me había planteado, que aparecen aquí. Entonces, sí, puedo volver a lo anterior, pero de un modo distinto, para decir cosas distintas. Para decir eso que ya he dicho, eso no lo voy a hacer más.

Se critica que las novelas históricas podrían crear confusión en las generaciones futuras, pues podrían ser consideradas como documentos de consultas…

Discúlpame, esto me lo han preguntado, supongo que lo que quieres decir si es legítimo mezclar la ficción y la realidad, ¿no? Eso es una falsa discusión, es totalmente absurdo. Obviamente, en la historia no se puede mezclar la ficción y la realidad. En el periodismo tampoco se puede mezclar la ficción y la realidad. Pero la literatura no ha hecho más que mezclar la ficción y la realidad desde que el mundo es mundo. Desde que el mundo es mundo, la ficción pura no existe. La ficción siempre es una mezcla de ficción y realidad. O sea, Dante está lleno de personajes reales, en la Divina Comedia es el protagonista, y hay un montón de personajes reales mezclado con ficticios, en Shakespeare, en Cervantes. La ficción pura no existe. Y si existiera no solamente no sería ininteligible, carecería completamente de interés.

Javier Cercas
Javier Cercas

Es decir, la literatura está absolutamente legitimada para mezclar la ficción y la realidad.

No sé, Tarantino en ‘Bastardos sin gloria’ mata a Hitler en el año 44 en un teatro, no hay ningún problema, ¿Qué problema hay? ¿Acaso alguien no sabe que a Hitler no lo matan en un teatro? Si no lo saben, es esa persona que tiene un problema, no Tarantino. Tolstoi hace aparecer a Napoleón mezclado con personajes ficticios, o sea, es absurdo. Esa mezcla es indispensable para la literatura…

En cambio, en la Historia, en los libros de Historia, no se puede mezclar la ficción con la realidad, ni en el periodismo. Yo he escrito novelas documentales que están absolutamente ceñidas a la realidad. Por ejemplo, en ‘Anatomía de un instante’ no hay un solo elemento inventado, es una novela sin ficción, porque la novela lo requería. Pero hay otras novelas que sí.

Nunca había oído hablar de ese debate, un debate disparatado, un debate infantil, en definitiva. O, malintencionado.

EL PUNTO CIEGO EN LA LITERATURA

Usted escribió alguna vez sobre el ‘punto ciego’ en los libros que, entiendo, es esa pregunta abierta que toda obra debe dejar para que el lector pueda responder, ¿Cuál es el ‘punto ciego’ en su última publicación, en ‘El castillo de Barbazul’?

Escribir una novela consiste en formular una pregunta compleja de la manera más compleja posible, y en no contestarla. Al menos no contestarla de una manera clara.

Que el lector se encargue de esa tarea…

Claro, si quiere. Las respuestas siempre son ambiguas, contradictorias, poliédricas, es decir, las novelas que escribo son como novelas policiacas, pero que no tienen una respuesta, no tienen una solución.

Entonces, el punto de indeterminación de estas novelas, la pregunta central de estas novelas es ¿es legítima la venganza cuando la justicia no nos hace justicia? Esa es la pregunta de estas novelas. ¿Es legítimo tomarse la justicia por propias manos? Esa es la pregunta central. Obviamente, la respuesta en la vida cotidiana es no. No es legítimo. Como dice un viejo policía ‘quien no respeta las formas de la justicia, no respeta la justicia’. Pero eso ocurre en la realidad, en la ficción no es así.

¿Entonces?

Mira, la literatura es, antes que nada, un placer, como el sexo. Pero también es una forma de conocimiento, como el sexo. Por eso, cuando alguien me dice que no le gusta leer lo único que se me ocurre es darle el pésame. Ahora, bien, la forma de conocimiento de la literatura no es la del periodismo o de la historia o de la ciencia. En cierto sentido, es lo contrario. Lo que hace la literatura es poner en cuestión nuestras certezas más arraigadas. Sacarnos de nuestras casillas, obligarnos a comprender, a empatizar con actitudes, ideologías, hechos que en la vida cotidiana, en la vida real, nos resultan ajenos, no compartimos o simplemente nos parecen repugnantes. Pero empatizamos con ellos gracias a la ficción. O sea, uno lee ‘Crimen y Castigo’ y se pone de lado de Raskólnikov, que ha matado a una anciana. Uno ve ‘Ricardo III’ de Shakespeare y se pone del lado de Ricardo III que es un asesino en serie. Uno ve ‘El Padrino’ De Coppola y se pone del lado de Michael Corleone, que ha matado incluso a su propio hermano. Eso es lo que hace la literatura de verdad, uno lee estas novelas y creo que el lector se pone del lado de Melchor Marín (personaje de ‘El castillo de Barbazul’) que, sin embargo, lleva a cabo verdaderas barbaridades. Yo creo que el lector acaba celebrando a Melchor, pero también se dice ‘cómo estoy celebrando esto’. Eso es lo que hace la literatura, incomodarnos.

TE VA A INTERESAR








Contenido sugerido

Contenido GEC