En 1927, luego de recorrer varios países de América Latina, un emigrante croata, Nicolás Curich, llegó a la ciudad de Tumbes cuando apenas tenía 14 años. Solo y sin familia se dedicó a trabajar en lo que sea: vendió confites, helados y chupetes. Con el pasar de los años, conoció a su futura esposa, con quien tuvo 9 hijos. Abrió el restaurante ‘Curich’ donde trabajaba de sol a sol, además tuvo que vivir las épocas más duras, como la guerra con Ecuador, las plagas, saqueos, inundaciones, de todo.
Por ser un experto en helados, trabajó con Pedro D’Onofrio y ganaba muy bien, pero siempre soñó ser independiente. Años después, su hijo Tony descubrió la fórmula de la cremolada que se convirtió en la más pedida en la capital. Ahora, su hija Troika continúa con el legado y dice que hay Curich para rato.
Tengo entendido que tu papá se inició como heladero ambulante en Chosica, ¿puedes contarnos un poco?
Sí, pero antes de eso recorrió varios países y, en su afán de irse a Venezuela pasó por Tumbes, y se estableció ahí. Trabajó en toda la costa norte, y ya con el pasar de los años conoció a mi madre y tuvo su familia ahí. Mi padre sabía hacer helados y él vendía sus chupetes en carretillas.
Desde ese tiempo hasta ahora, ¿cómo puedes calificar la historia de ustedes?
Mucha agua pasó por debajo del puente. Mis padres vieron de todo, por ese restaurante pasaron desde presidentes a grandes personalidades. Llegó hasta el Che Guevara. Vivimos la guerra del Cenepa, las inundaciones del 82, plagas, saqueos, de todo. Tenemos bastantes cosas en nuestras mochilas.
El primer local, en Lima, fue en un garaje, ¿quién tuvo la idea?
En el 79, mi hermano Tony abrió, por primera vez, ‘Curich’ en el garaje de la casa, que hasta el día de hoy funciona.
En el 2002 reabres el local, ¿cómo así te involucraste?
Mi hermano lo cerró en el 2000, yo llegué del extranjero y todos los días tocaban la puerta para comprar cremoladas, así que le dije que debíamos abrir, y fue así que empecé.
¿Te capacitaste para iniciar esta empresa?
No, yo soy actriz, pero tengo la escuela de mi padre, cuando los demás niños jugaban, yo vendía chupetes.
¿Qué es lo más difícil de este negocio?
A pesar de que tengo buenos empleados, creo que encontrar gente para trabajar es complicado, porque hay que enseñarles todo.
En la temporada de verano obviamente se vende más, y en las otras épocas del año, ¿qué hacen?
Todo el año se vende cremoladas, pero también ofrecemos postres con frutas que no van a encontrar en otro lado, además de café orgánico.
¿Es rentable el negocio?
Es rentable, lo que pasa es que nuestros costos aumentan porque usamos frutas de primera, me interesa ganar, pero no a costa de mi producto.
La higiene es un factor importante, ¿cómo la controlan?
Implementos, utensilios, ambientes bien limpios, agua tratada, buena fruta y los productos a buena temperatura.
¿Cuáles son sus puntos de venta?
Estamos en el Regatas, en el grifo del Sol de La Molina, en un casino de San Miguel y hemos entrado al Outlet de Lurín.
¿De dónde provienen sus insumos?
Del mercado de frutas.
¿Cuántas personas trabajan con usted?
Diez son los fijos y aumentan en verano.
¿Qué cualidades deben tener las personas que quieran dedicarse a este rubro?
Ser correctas, honestas con lo que hacen, fieles a la receta y tener paciencia.
¿Quién tomará la posta de Curich?
Mi hija trabaja de vez en cuando, y están los sobrinos, hay Curich para rato.
¿Qué consejo les darías a las personas que desean poner un negocio?
Mi padre empezó como ambulante, no sabía hablar español, no tenía familia y trabajó honestamente. Tú puedes hacer un nombre en esta vida y debes trabajar de principio a fin, porque dejarás de lado la diversión para laborar 24 sobre 24 los 365 días del año.
¿Quieres tener un emprendimiento exitoso?
¡Sigue estos 7 pasos!
1. Elige lo que necesite tu público, no lo que tú quieras
2. Lo sencillo es mejor
3. Capacítate
4. Elabora un buen plan de negocio
5. Arma un buen equipo de trabajo
6. Financiamiento responsable
7. ¡Formalízate!