La chirimoya de Cumbe nació en el valle de Santo Toribio de Otao, pueblo de donde también es don Gilmer Gonzales, un agricultor de 59 años que ha dedicado más de la mitad de su vida a cultivar y a promover el consumo de esta fruta, que ahora es muy pedida en el extranjero.
Usted viene de una familia de agricultores, ¿qué tan difícil ha sido sacar adelante este producto estrella?
Mis padres se dedicaban a la ganadería, pero la dejaron porque no era rentable, en ese entonces la chirimoya era una planta silvestre, que se convirtió en un producto de calidad cuando un agricultor comenzó a investigar y encontró una planta madre de la que sacó unas yemas con las que se hizo algunos injertos, fue así que se logra una chirimoya de buena textura y sabor.
Tengo entendido que fue mecánico en una fábrica de bicicletas, ¿por qué vuelve al campo?
Me fui a Lima a trabajar para mejorar mi condición económica para mi familia, estuve 16 años en la fábrica ‘Mister’, pero quebró debido al ingreso de los productos chinos y decidí volver.
Empezó de cero, ¿quién le enseñó todo sobre la agricultura?
Mis padres trabajaron durante años con esta fruta, pero también recibí capacitaciones por parte de la municipalidad, con temas de sanidad, el cuidado de la planta, así como abono orgánico.
¿Necesita mucho cuidado?
Sí, es una planta que produce cosecha una vez al año, y si se llega a perder la planta, demora 7 años en volver a producirla.
¿Por qué optó por esta fruta y no otras?
Porque es muy rentable y además abunda en la zona, al igual que la palta.
¿Qué tan sacrificada es la vida de un agricultor?
Demasiado, nosotros madrugamos y estamos todo el día pendientes de nuestras plantas, hay que dedicarse porentero a ella para evitar las plagas y tener una buena cosecha.
¿Dónde vende sus productos?
En el mercado mayorista de frutas y también llegamos a supermercados.
¿Por qué impulsó el tema de la patente?
Nuestro pueblo es el dueño de la marca, y queríamos tener más presencia en el mercado, así que la registramos, le hemos dado valor agregado, es muy valorada…
¿Es verdad que importantes personalidades llegan al valle para saber de ustedes?
Aquí han llegado el embajador de China, congresistas, Gastón Acurio nos visitó porque dice que las mejores chirimoyas son de Cumbe, y él siempre lo dice cuando utiliza la fruta, además vienen comerciantes de todo el país para llevarse en grandes cantidades nuestras producciones, es muy cotizada.
¿También a nivel internacional?
Aquí han venido gente de Francia, China, otros países, y se han llevado buenas producciones para ver más adelante posibles negocios.
¿A cuánto se vende fuera del pueblo?
Aquí el kilo se vende de 7 a 8 soles, pero en los supermercados llega a 15 soles.
¿Qué les falta para exportarla?
Lograr la certificación que nos permita exportar, pero estamos en ese proceso.
¿Qué hace con las ganancias?
Reinvierto en el mejoramiento, abono, poda, y vemos el tema del riego por goteo.
¿Cómo es el control de calidad de sus productos?
El Ministerio de Agricultura nos da sus especialistas que vienen a supervisar. Además, tenemos un control en el ingreso para evitar que traigan frutas y se evite la mosca.
¿Cómo se ve usted en los próximos años?
Soy muy optimista, confío en este producto, porque es el resultado de mucho esfuerzo, el terreno es accidentado, aquí se hace todo a mano, porque no entran maquinarias, aquí todo es cerro, este trabajo duro lo hacen los agricultores y queremos seguir adelante.
¿Qué tan rentable es lo que hace?
Gracias a la chirimoya, muchos hemos construido nuestras casas con material noble, tenemos movilidad, nos da para vivir bien, uno puede ganar de 30 a 50 mil soles en una temporada de cosecha.
¿Se capacita?
Sí, en técnicas de manejo del producto.
¿Qué les aconsejaría a los emprendedores?
La persona que se dedica a la agricultura debe estar a tiempo completo, al igual que cualquier negocio, estar permanentemente supervisando las plantas para su conservación. Si eligen este trabajo deben saber que dormirán muy poco, pero cuando cosechen la alegría será muy grande, hay que ser constantes, porque las plagas y el clima son enemigos latentes.
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