Tiene 62 años, sufre de artritis y es una notable nadadora de aguas abiertas. Elizabeth Flores sintió con pena su diagnóstico, pero no le dio terreno a la depresión; al contrario, eso la impulsó a hacer algo por ella misma cuando los médicos y su familia le auguraban un futuro nada alentador. Ahora no solo es una asidua visitante a las playas, sino también enseña este deporte en la costanera.
Doña Elizabeth, dicen que usted es la sirena de la playa Pescadores…
(Risas) No sé si sirena, pero soy una mujer luchadora que aprendió a nadar a los 50 años y ahora, a mis 62, enseño este deporte a niños, adultos, personas mayores y hasta discapacitados.
¿Por qué natación y no otro deporte?
Cuando me diagnosticaron artritis grave y me dijeron ‘en un año no podrás caminar y usarás silla de ruedas’, empecé a venir a caminar al mar para pensar y disiparme, luego entré a chapotear en la orilla y de ahí a nadar. Gracias a la escuela Patas de Rana aprendí técnicas, distancia, resistencia y natación mar adentro.
¿Desde cuándo es profesora?
Después de terminar el curso de natación, a finales del 2018, Jaime Flores, de Patas de Rana (academia gratuita de natación), me invitó a ser instructora.
También enseña a chicos con alguna discapacidad…
Mira, a mí la natación me devolvió la vida, fue un milagro, porque yo también me sentía una persona discapacitada. La artritis no me dejaba caminar ni mover las manos y mi forma de retribuir ese milagro es enseñando.
¿Se necesita una preparación especial?
Mucha paciencia y amor. A veces es más fácil enseñar a chicos invidentes porque no ven el peligro, solo se dejan guiar. Y nadamos a la par, bien sujetos por una cuerda y arnés.
¿Qué estilos domina?
Crol (libre), mariposa, pecho, espalda y sidescrot (natación de combate). El más sencillo de aprender es crol porque es coordinación de brazos, piernas y tronco. Y también sé paddle (remar de pie).
¿Cuánto es lo máximo que ha recorrido nadando?
Trece kilómetros desde aquí, en la orilla hacia mar adentro, la vuelta completa a la Isla Panteón. Y hace un tiempo gané un premio por sumar cincuenta kilómetros nadando en solo trece días. Y la ruta más retadora ha sido la de Piedra Ovalada.
Habrá encontrado animales y cosas curiosas en el trayecto…
Uy sí, delfines, tortugas gigantes y lobos.
También habrá hecho de salvavidas…
Varias veces. En una de ellas saqué a dos personas, las salvé de morir de hipotermia. Yo estaba en el kayak recorriendo el mar y ahí me di cuenta de que estaban pidiendo auxilio.
¿Ha participado en competencias?
Claro que sí y he ganado más de 80 medallas. Mi primera competencia fue en el 2018, a meses de ingresar a la escuela, desde La Herradura hasta Yuyos. También hice el campeonato ‘Escape del Frontón’.
Es un ejemplo a seguir para muchos adultos mayores. ¿Un consejito para ellos?
Muchas gracias. Mientras haya vida, hay esperanza y oportunidad para todo. El mar es milagroso, terapéutico, cura el cuerpo y también el alma.
Agradecimientos: Escuela de natación Patas de Rana - PDR
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