Para quienes vieron “La familia Ingalls” a lo largo de sus diez temporadas, sin duda evocar algunos de los capítulos les trae muchos recuerdos inolvidables. Si para la audiencia, varios de los episodios fueron memorables, lo mismo significó para los actores que participaron en ella. Melissa Gilbert, quien interpretó a Laura Ingalls, fue una de ellas.
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Y es que para la actriz hubo un capítulo que considera su favorito. Se trata de “El señor es mi pastor”, el cual asegura que Michael Landon la escribió para ella. Durante las escenas se ve la conexión que existía entre ambos.
Durante una entrevista con la Fundación de la Academia de Televisión, en 2011, Gibert recordó la primera vez que audicionó con Landon para obtener el papel de Laura Ingalls. “Entré y conocí a Michael Landon y recuerdo haber entrado en la habitación y pensado: ‘Wow’, quiero decir, eso es una estrella, parecía una estrella. Estaba tan a gusto y a la vez tensa y concentrada”.
Asimismo, recordó cuando hizo una escena con Michael para la prueba de pantalla. “Recuerdo claramente, los dos haciendo esta escena y él mirándome con lágrimas en los ojos y eso me hizo llorar al instante. Había algún tipo de conexión simbiótica allí”, publicó Cheat Scheet.
¿QUÉ CAPÍTULO ESCRIBIÓ MICHAEL LANDON PARA MELISSA GILBERT?
En la misma entrevista le consultan si recordaba el episodio “El Señor es mi pastor”, a lo ella contestó: “Es mi episodio favorito”. Entre las razones que dio señaló: “fui la única niña que pudo ir, así que me sentía muy especial. La historia en sí era realmente hermosa, en dos partes bellamente escrita, que Michael escribió y él la escribió para mí”.
“Al final del episodio, donde él y yo nos reunimos después de que me escapé de casa porque mi hermanito murió y me negué a orar por él cuando estaba enfermo. Fue ahí que me escapé para encontrar a Dios y pedirle que me llevara y le devolviera a mi padre a su hijo y luego papá me encuentra a mí”, contó emocionada.
Desde ese momento se dio cuenta que había una conexión especial entre ellos. “Hay una escena en la cima de la montaña donde nos reunimos los dos y nos abrazamos (…). Michael estaba fuera de sí y apenas podía hablar. No podía recuperar el aliento, estaba llorando tan fuerte y es tan real”.
Para ella, representó un momento simbiótico y se dio cuenta que se entendían mutuamente “porque nos conocíamos y nos amamos de verdad. Esta niña lo amaba y él la amaba”.