El Gobierno de Perú evalúa la posibilidad de entregar bonos a los pescadores artesanales que vieron perjudicados sus ingresos por el derrame de petróleo ocurrido la Refinería La Pampilla, operada por Repsol, en el norte de Lima y que hasta el momento ya afectó a más de 8.9 kilómetros de costa y mar del país.
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“Lamentablemente, la contaminación y el daño causado han sido muy grandes y creo que el Estado tiene que dar una repuesta a estas familias que se han quedado disminuidas en su capacidad económica y hay que analizar cuál es la (forma) más práctica y efectiva, pero una es efectivamente otorgar algún tipo de bono”, declaró este lunes el ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke.
En una rueda de prensa, el titular de Economía aseguró que el Ejecutivo está “dialogando” para encontrar una respuesta “rápida” de apoyo a las más de 1,500 personas que viven de la pesca artesanal en las zonas afectadas por el derrame, según estimaciones del Comité para el Manejo Sustentable del Calamar Gigante del Pacífico Sur (Calamasur).
“Es una tragedia ambiental y social tremenda (...). Hay un problema real que es que los pescadores, y probablemente también sectores indirectamente afectados en ciudades costeras, pueden ver afectada su capacidad de obtener ingresos por un periodo no tan corto”, reconoció el ministro.
Más allá del bono, Francke mencionó que otras posibles acciones del Gobierno en la respuesta a los impactos socioeconómicos de este desastre ambiental podrían contemplar la entrega de alimentos y el fomento de programas de empleo temporal.
El ministro aseguró, sin embargo, que el sector de la pesca artesanal no tiene el peso suficiente en la macroeconomía peruana para afectar las proyecciones económicas del país.
Agregó que el derrame fue “una falla realmente inexcusable” de Repsol y que “la empresa tiene que hacerse responsable de todos los daños causados y hacer todas las indemnizaciones y reparaciones civiles”.
El ministro del Ambiente, Rubén Ramírez, anunció la semana pasada que la multinacional petroquímica se comprometió a contratar para sus labores de limpieza a pescadores artesanales que han perdido su trabajo debido a la contaminación del mar por crudo, ello pese a que se necesita personal calificado para abordar un desastre de tal magnitud.
El derrame de crudo se produjo el pasado 15 de enero tras la explosión volcánica cerca a la isla de Tonga y, hasta el momento, ha afectado a más de 1.8 kilómetros cuadrados de costa y 7.1 kilómetros cuadrados de mar, por el vertido de unos 6,000 barriles de petróleo de un barco que abastecía a la refinería La Pampilla, que es operada por Repsol en el distrito de Ventanilla, en la provincia portuaria el Callao, aledaña a Lima.