La ciudad ancashina de Huaraz es conocida como la ‘Suiza peruana’ por sus imponentes paisajes montañosos y también como la ‘capital del montañismo’ por ser el destino más importante para practicar andinismo. Pero, además de montañas y aventura, Huaraz es tierra de valientes, como Dante, quien después de trabajar casi toda su vida en una central hidroeléctrica decidió, en 2018, fundar la ferretería El Ángel, un negocio familiar que hoy es sinónimo de esfuerzo y superación.
Dante estudió mecánica en Tecsup, en Lima, y jamás pensó que terminaría dedicado al rubro ferretero. “No sabía nada de este negocio, pero los maestros de obras me han enseñado. Gracias a ellos ahora no solo vendemos, también orientamos a nuestros clientes”, cuenta.
En El Ángel el trabajo es compartido. Dante se encarga del almacén, de mover la mercadería y de negociar con proveedores y clientes, mientras su esposa pone el hombro en la tienda minorista.
La decisión de abrir una ferretería no fue al azar. Dante sabía que los materiales de construcción, como cemento, ladrillos y fierros, no se malogran y siempre tienen demanda. “Es un negocio que no tiene pierde”, dice.
A lo largo de estos años, ha comprendido que la verdadera fortaleza de su empresa son los maestros de obras. Con ellos ha construido una relación de confianza y fidelidad.
“Debemos ser agradecidos porque ellos sostienen la ferretería”, afirma. Para mantenerlos cerca, Dante ofrece promociones, facilidades de pago y pequeños obsequios, muchos de ellos gracias al apoyo de Progresol, que también les brinda capacitaciones y productos de calidad, como los cementos Sol y Apu.
Hoy, seis años después de haber empezado de cero, el decidido Dante se siente muy orgulloso de lo que ha logrado, aunque reconoce que el camino no ha sido sencillo. “La ferretería es para valientes, aquí no se duerme ni se descansa, pero el sacrificio vale la pena cuando ves los resultados”, sostiene.
1. ENTRENAMIENTO CONSTANTE. Organiza talleres periódicos sobre productos, técnicas de venta y atención al cliente.
2. ROLES CLAROS. Define las responsabilidades de cada empleado para evitar confusiones y mejorar la eficiencia en la tienda.
3. SIMULACROS DE ATENCIÓN. Practiquen situaciones reales de venta o reclamos; esto prepara al personal para responder de manera profesional y rápida.
4. INCENTIVOS Y RECOMPENSAS. Motiva al equipo con premios, reconocimientos o promociones internas por buen desempeño.
5. ESCUCHA ACTIVA. Recibe sugerencias y comentarios de tu equipo, así ellos se sienten parte del negocio y el servicio mejora para los clientes.
Contenido GEC