Está atenta a toda ‘jugada’, en las calles y en la cancha, para que se eviten faltas o sancionarlas. Así trabaja Vanessa Alarcón Reátegui (40), árbitro de línea y sereno de Miraflores, que este domingo, como millones de peruanas, celebrará ‘su día’ por la mejor profesión del mundo: ser madre.
“Aprendí a ser árbitro, llevo 17 años en esa carrera y soy sereno desde hace 4 años en Miraflores, pero nadie te enseña a ser madre. Me encargué sola de mis dos hijos desde muy chicos y ellos son mi fuerza, motor y motivo”, dijo a Trome.
En la cancha, como árbitro, la han piropeado y también gritado de todo, hasta ‘vendida’. “Hay que tener temple. La barra siempre reclama cuando se sanciona a su equipo. En un partido de fútbol la Liga de Cañete hasta nos quisieron pegar”, contó.
“Mi padre fue Samuel Alarcón, árbitro FIFA que falleció junto a los jugadores de Alianza Lima en el Fokker. En ese vuelo también murió mi tío Manuel (juez de línea)”, nos dijo luego de entrenar con uniforme y banderín, ‘porque ser árbitro o sereno exige buenas condiciones físicas’.
En las calles ha intervenido para frenar grescas y también ha encontrado y devuelto billeteras. Se le puede ver patrullando a pie en el malecón miraflorino, avenidas Pardo, Angamos y otras céntricas zonas.
SOBRE RUEDAS
Nelly Pumayalli Quispe (48) es otra esforzada peruana, madre de dos niños. Perdió la movilidad de sus piernas y en silla de ruedas trabaja en la estación Benavides del Metropolitano de Protransporte.
“Oriento a los usuarios y concientizo en el buen uso del ascensor (ancianos, discapacitados, embarazadas y personas con niños en brazos). Vengo desde Villa El Salvador y así apoyo a mi esposo y mi familia. Nada impide salir adelante”, aseguró a Trome. (Isabel Medina)
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