Así, maquillado y luciendo un traje sobretodo de colores, el payaso ‘Calambrito’ emprende en el negocio de la venta de quesos paria. Desde hace poco más de un año, este artista ofrece moldes de queso a S/ 30,00 la unidad, entre sus amistades y conocidos, para costear el tratamiento de su madre, quién padece diversos males. Se trata de Percy Rojas Jiménez, quien trae quesos desde Puno y los vende a sus amistades. Aunque también ofrece los moldes en la calle, entre las personas que pasan por la avenida Tomás Marsano, en Surco. “En un buen mes, he llegado a vender hasta 20 moldes, no se gana mucho pero algo sale para costear gastos”, comenta.
Si bien la venta es buena, y puede mejorar, siempre saca tiempo para realizar sus shows artísticos. Rojas Jiménez lleva más de 30 años trabajando como payaso. Durante su experiencia artística, tuvo la oportunidad de trabajar en el programa Nubeluz, donde compartió escenario con las ‘dalinas’ Almendra Gomelsky, la colombiana Xiomy Xibile y Karina Calmet. Conozcamos su historia.
Percy, cuéntame un poco sobre tu negocio actual. Me mencionabas que estás vendiendo quesos.
Sí, así es. Hace ya un año y medio que empecé a traer quesos de Ayacucho. Todo comenzó cuando viajaba a esa zona para hacer eventos y talleres. Un amigo me sugirió que trajera quesos para vender aquí en Lima, y así fue como empecé. Mis clientes principales son mis amigos de Surco, quienes siempre me apoyan. Yo les llevo los quesos, y a veces, si no pueden pagarme en el momento, les fío uno. No se trata solo de hacer dinero, sino de ayudar también, especialmente porque lo que gano lo uso para cuidar a mi mamá, que está delicada de salud.
¿Cómo te organizas para viajar y cumplir con los pedidos?
Viajo regularmente a Ayacucho, compro el queso en el mercado y lo traigo a Lima de madrugada. A veces, también hago pedidos desde Arequipa. Todo esto lo hago en paralelo con mi trabajo de payaso y como profesor de matemáticas. Es una forma de ayudar con los gastos médicos de mi mamá, que diariamente necesita pañales, medicinas, oxígeno, y eso es bastante costoso.
¿Y cómo empezaste a involucrarte en el mundo de los payasos y la televisión?
Fue algo fortuito. De pequeño, yo era muy tímido, tartamudeaba y no hablaba mucho. Pero a los 10 años, gracias a un profesor que trajo el teatro a mi colegio, me animé a participar en una obra llamada Los Saltimbanquis. Eso me ayudó a expresarme mejor y desde entonces no paré. Más adelante, cuando ya estaba metido en el teatro, conocí a una profesora de teatro que me invitó a participar en Nubeluz. Fue así como, sin buscarlo, terminé siendo parte del elenco del programa como payaso.
¿Cómo fue esa experiencia en Nubeluz?
Estuve en Nubeluz aproximadamente un año y medio. Fue una experiencia increíble, sobre todo por el impacto que tenía en los niños. Participé en giras, incluso viajamos al Cusco. Sin embargo, no estuve mucho tiempo en la televisión porque las dinámicas del medio eran difíciles. Pero la verdad es que me quedo con los buenos recuerdos y con la satisfacción de haber aportado a la felicidad de muchos niños.
¿Ese programa fue muy popular en los años noventa en nuestro país?
Sí, como decía, estuve poco tiempo porque tras el fallecimiento de la dalina Mónica Santa María fue difícil sostener el programa. Sin embargo, compartí escenario con las ‘dalinas’ Almendra Gomelsky, la colombiana Xiomy Xibile y Karina Calmet.
Después de Nubeluz, ¿seguiste en otros programas?
Sí, participé en otros programas infantiles, como Karina y Timoteo y A Jugar, que eran muy educativos. También seguí desarrollando mi personaje de Calambrito, siempre con un enfoque en la educación. Mi objetivo era y sigue siendo que los niños no solo se diviertan, sino que también aprendan algo importante. Además, con el tiempo empecé a componer mis propias canciones y a crear espectáculos con un formato más educativo.
¿Qué te motivó a darle un enfoque educativo a tu trabajo?
El teatro me ayudó a superar mis propias dificultades cuando era niño, así que siempre creí que el arte tiene un poder transformador. Con Calambrito, quiero hacer reír a los niños, pero también enseñarles algo. Ya sea a través de canciones, juegos o espectáculos, mi enfoque siempre ha sido educativo. Creo que la risa y el aprendizaje pueden ir de la mano.
Con tantos años de experiencia, ¿qué es lo que más disfrutas de ser payaso?
Sin duda, lo que más disfruto es ver las sonrisas de los niños. Cada vez que logro hacer reír a un niño, siento que estoy haciendo algo significativo. Eso me motiva a seguir adelante, a pesar de las dificultades. Mientras pueda, seguiré llevando alegría y enseñanzas a través de mi trabajo.
¿Tienes algún proyecto o meta a futuro?
Mi idea es seguir creando contenido educativo para los niños. Ahora que la televisión ya no es tan popular, me gustaría explorar otros formatos, como videos o shows en vivo. Además, quiero seguir apoyando a otros payasos y artistas que están comenzando, ayudarlos a encontrar su camino como me ayudaron a mí.