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Fundación Telefónica - Cusco

Escondido en medio de un bosque de aromáticos eucaliptos del valle del Urubamba, en la región Cusco, está un enorme castillo de ensueño que alberga a decenas de menores que, ansiosos, acuden todos los días para aprender cosas nuevas las cuales son enseñadas a la mano con la tecnología.

Este castillo maravilloso es el albergue , un lugar donde los más pequeños reciben clases de acuerdo al Curriculo Nacional Escolar elaborado por el Ministerio de Educación pero con un plus que es la tecnología.

“Este programa es brindado por la Fundación Telefónica genera que el niño sea más curioso y aprenda de una manera más lúdica y todo gracias al programa Aula Virtual”, comenta María Ticllahuanaco, la profesora de tercer grado de primaria quien fue capacitada para dictar clases bajo este método.

Sin duda los escolares de inicial y primaria son los más felices, porque interactúan con el programa ‘Weclass’ instalado en las tablets el cual está diseñado para que las matemáticas no sean aburridas, las ciencias sean fáciles de entender y los cursos de comunicación sean más entretenidos.

“Ellos están felices con el Internet, aparte que los hace descubrir muchas cosas”, detalla la maestra mientras les enseña a sus alumnos sobre los estados del agua.

Pero la diversión también está asegurada en el albergue, el cual es asistido por pequeñines de escasos recursos de las comunidades de Chicón, Ollantaytambo, Querocancha, entre otros, donde pasan momentos de sana diversión mientras aprenden cosas nuevas.

Para ello, cuentan con un gran espacio verde rodeado de imponentes árboles donde pueden jugar con tranquilidad, una piscigranja donde crían truchas, incluso un spa donde son atendidos por terapeutas para que estén relajados.

“El spa es el sitio favorito de los niños, aquí se relajan y hasta realizan clases de yoga. Es una experiencia única para ellos. También les enseñamos valores y que quieran sus raíces para que se sientan orgullosos de donde vienen”, comenta otra de las docentes de la Fundación Niños del Arco Iris.

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Pero el método de Aula Virtual también beneficia a los pacientes del de la ciudad imperial, quienes disfrutan al recibir las clases en salones especialmente adecuados para ellos.

“Esto es una maravilla, porque gracias al Internet hemos podido hacer que niños con parálisis puedan moverse, incluso aprendan a hablar y eso me hace sentir muy orgullosa”, señala María de los Ángeles Camasca, quien combina sus labores como maestra en una escuela del Cusco y por las tarde lo hace en la clínica.

Uno de los casos más resaltantes es el de Angelo, un angelito de nueve años que sufre sufre de parálisis cerebral severa, pero gracias a la tecnología pudo recuperar el habla.

“Angelo no podía hablar, pero hay un programa donde interactúa con un gato. Así comenzó a decir “gato”, “hola”, entre otras palabras de fácil pronunciación. Su avance me hace sentir orgullosa”, afirma la maestra.

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El proyecto de 'Aula Virtual' es una iniciativa de la Fundación Telefónica y la Fundación La Caixa, el cual viene beneficiando a miles de niños de Latino américa, Asia y África.

“En el Perú son alrededor de 815 mil niños que aprenden bajo esta metodología y 32 docentes que son capacitados con el programa que se difunde en 19 regiones del país”, señala Elizabeth Galdo, directora ejecutiva de Fundación Telefónica.

La ejecutiva resaltó los buenos resultados obtenidos en los pequeños estudiantes cusqueños, que en su mayoría son quechua hablantes.

“Los niños son de zonas vulnerables, en muchos casos, con poco acceso a la educación y gracias a esa alianza que tenemos con algunas instituciones educativas, podemos tener resultados espectaculares de aprendizaje y eso nos hace muy felices”, comenta la funcionaria.

¿Pero cómo funciona el Aula Virtual?

Pues toda esta maravilla tecnológica cabe una maleta de un metro por 50 centímetros de longitud y pesa 20 kilos, donde están guardadas las tablets para los estudiantes, la laptop para el maestro y puedan trabajar en línea, la batería y un modem que los conecta con Internet.

“En muchos lugares donde no llega la señal de Internet y/o no cuentan con servicio eléctrico, por eso diseñamos estos módems para que trabajen sin necesidad de corriente o cables. Todo tiene solución, por eso todo el material cabe en una maleta y puede ser transportado a cualquier lugar”, subrayó Galdo.

llegó a convivir unas horas con los pequeños de la Fundación Arco Iris y con los pacientes del Hogar Clínica San Juan de Dios y descubrió que él que quiere aprender, puede hacerlo pese a las trabas que le pone la vida, pero más aún cuando tiene a alguien que lo guía para salir adelante.

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