POR: JORDAN ARCE YUPANQUI

Desde las mismas entrañas del epicentro de la pandemia, en la peruana Rosa María (51) narra a Trome el horror que vive con su familia. En su casa todos luchan por derrotar al y curarse, menos su hija Joselyn, la única que no se contagió, pero tuvo que huir para no correr la misma suerte. Tampoco está con ellos su hermano Manuel (66), quien no pudo resistir y falleció en un hospital repleto de pacientes.

Ella vive con su esposo Juan (40) y su suegro Carlos (72) en el barrio de Queens, en Nueva York, la otrora conocida ‘ciudad que nunca duerme’, convertida hoy en un ‘pueblo fantasma’. Los rascacielos parecen gigantescas hojas marchitas.

“Las calles están desiertas y los hospitales, las morgues y los cementerios colapsados”, afirma la peruana, quien no se quita la mascarilla dentro de su casa. Es que el virus es traicionero y cada vez muestra una nueva cara.

LLAMADA AL 911

Antes de morir, su hermano también vivía con Rosa María. “Con Manuel nos contagiamos e inicialmente no teníamos síntomas. Creo que nos tocó cuando fuimos a comprar al supermercado”, rememora.

“Un día a mi hermano le comenzó a faltar el aire, tenía fiebre y escalofríos. Llamé al 911 y los paramédicos dijeron que eran los síntomas del Covid-19. Habíamos llevado el virus a casa. Subieron a mi hermano a la ambulancia y se lo llevaron; no lo volvimos a ver más. Solo mi hija Joselyn estaba sana y tuvo que marcharse”, narra con tristeza.

Mientras habla por teléfono, Rosa María no puede contener el llanto. Luego de unos segundos, se repone y sigue con su relato: “Este no es un virus cualquiera, es un monstruo”.

Las funerarias no tienen espacio y empezaron a cobrar de 4 mil a 7 mil dólares por una cremación, cuyo precio antes era de mil 500. “Si quieres más barato, te entregan las cenizas en una bolsa plástica o un táper. Es muy triste”, expresa.

“Nueva York es un campo minado, no sabes dónde está la ‘bomba de contagio’. Ya no hay nichos en los cementerios y ahora entierran en parques o fosas comunes”, explica.

Por la gran cantidad de cadáveres, Manuel, quien falleció el 1 de abril, recién será cremado mañana martes 14. No habrá velorio, cortejo fúnebre ni nada. Solo rezos con cuerpo ausente.

HAMBRE Y SOLEDAD

Rosa María agrega que hay cientos de peruanos que sufren de hambre, soledad y los terribles síntomas del virus. “Nosotros, que somos documentados, sí recibimos ayuda a través de una colecta (bono para damnificados) de 600 dólares mensuales”, refiere.

Antes de despedirse de Trome, hace un llamado a la conciencia: “Les ruego a todos mis compatriotas que no salgan. Si a una ciudad como a Nueva York le afectó así, ¿qué le puede esperar a Lima? Cuídense mucho, por favor, esto es de vida o muerte”. “Gracias, Rosa María, un abrazo a la distancia desde Lima, Perú”, le respondemos.

HIJA MAYOR: ‘EXTRAÑO LOS BESOS DE MAMÁ’

Catherine (27) es la otra hija de Rosa María. También vive en Queens, pero en otra casa, con su esposo y su niña de 4 años. Aquí es donde se quedará Jocelyn hasta que todo pase. Ninguno está contagiado. “Me duele no ver a mamá. Extraño besarla y abrazarla, ni siquiera he podido darle el pésame por la muerte de mi tío”, dice Catherine, quien hace las compras y las deja en la puerta de la casa de su madre.

MÁS DE 500 MIL INFECTADOS

El Covid-19 llegó a Estados Unidos el 21 de enero con una persona procedente de China, donde empezó la pandemia. Ahora este país tiene alrededor de 550 mil contagiados y más de 21 mil fallecidos.

En el país gobernado por Donald Trump viven más de 700 mil peruanos. Los ilegales son los que más sufren de hambre o atacados por el mortal virus, que ha ‘secuestrado’ a todos los seres humanos en sus casas.

Sepa que...

- En Estados Unidos, el 911 es el número para reportar emergencias.

- Hay una línea gratuita para casos de coronavirus, pero solo atienden si falta la respiración.

- Para la fiebre recetan Tylenol (paracetamol) cada seis horas.




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