Para que mantener a la población informada sobre los efectos de la pandemia de COVID-19, cada país informa a diario sobre los contagios, personas hospitalizadas y recuperadas, así como las muertes por la enfermedad.
Esta última variable suele captar mayoritariamente la atención de las personas y con ella se determina que tan afectado está un país por la pandemia. Para ello se recurre a los conceptos de tasa de mortalidad y letalidad, diferentes entre sí, pero que suelen confundir. Cada uno permite explicar un concepto diferente.
De acuerdo a la Real Academia Nacional de Medicina de España la tasa de mortalidad se calcula tomando como referencia a la población total de un país, mientras que la letalidad al grupo de personas afectadas por una determinada enfermedad.
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“El Diccionario de términos médicos, de la Real Academia Nacional de Medicina, define a la tasa de mortalidad como la proporción entre el número de fallecidos en una población durante un determinado periodo de tiempo y la población total en ese mismo período, y la la tasa de letalidad como el cociente entre el número de fallecimientos a causa de una determinada enfermedad en un período de tiempo y el número de afectados por esa misma enfermedad en ese mismo período”, se puede leer en su portal.
La precisión de los términos toma fuerza ahora que el Ministerio de Salud (Minsa) de Perú incorporó en su balance oficial de la pandemia los resultados de la comisión encargada de establecer criterios para determinar el número de personas fallecidas por COVID-19.
El número actualizado de fallecidos hasta el 31 de mayo es de 184.507. Antes de esta actualización se manejaba la cifra de 69.342.
Con estos datos, se ha llegado a determinar que que la tasa de letalidad (no la mortalidad) en el país se eleve de 3.5% a 9.4%, de acuerdo al Centro Nacional de Epidemiologia y Control de Enfermedades (CDC), institución adscrita al Minsa.
Así, según datos de la agencia EFE, esta tasa se situó en 551 fallecidos por cada 100.000 habitantes, superando a países como Hungría y República Checa, que a principios de mayo encabezaban el ranking mundial, con unas tasas de letalidad de 304 y 283 decesos por cada 100.000 habitantes, respectivamente.