Desde , esclavitud sexual y lujosos banquetes. Cada vez son más los espeluznantes relatos que salen a la luz respecto a cómo es la vida bajo el régimen de en .

Uno de estos testimonios es el de Hee Yeon Lim, una joven de 26 años que logró huir del país junto a su madre y hermano y actualmente vive en la clandestinidad. En diálogo con , la desertora contó las aberrantes historias de las que fue testigo.

Entre las terribles cosas que Hee Yeon Lim tuvo que presenciar durante su tiempo en Corea del Norte figura la brutal ejecución en un estadio de fútbol con capacidad para 10 mil personas de 11 músicos acusados de haber realizado una película pornográfica.

“Fueron sacados, atados, encapuchados y amordazados. Lo que vi ese día me enfermó. Fueron azotados hasta ser ejecutados por los cañones antiaéreos”, narró la joven norcoreana. En el momento de la ejecución, “el ruido era ensordecedor, absolutamente aterrador”.

“Sus cuerpos fueron volados en pedazos, quedaron totalmente destruidos (…) Había sangre y trozos de cuerpos por todas partes. Después de la ejecución, los tanques militares se movilizaron para pisar las partes de los cuerpos esparcidas”, agregó.

Hee Yeon Lim también relató que Kim Jong-un tiene frecuentemente lujosos almuerzos que cuestan miles de dólares mientras el pueblo norcoreano es forzado a sobrevivir comiendo hierbas.

La desertora, hija de un coronel del Ejército de Corea del Norte, aseguró que los oficiales de Kim Jong-un van a las escuelas y captan adolescentes para convertirlas en esclavas sexuales para las cientos de casas que tiene el dictador en el país.

“Les enseñan a masajearlo y a convertirse en sus esclavas sexuales. Tienen que dormir con él y no pueden cometer ningún error o protestar porque podrían desaparecer para siempre”, reveló la joven.

Una vez que se aburre de sus esclavas sexuales, Kim Jong-un simplemente se deshace de ellas o las obliga a casarse con sus oficiales de alto rango. Una imagen que demuestra lo despiadado que es el régimen dictatorial que se vive en Corea del Norte.

Al ver semejantes imágenes, la joven norcoreana decidió cambiar su nombre pese al peligro que suponía y huir con su familia a . Para lograrlo, tuvo que gastar miles de dólares en sobornos para completar su ruta hacia la tan ansiada libertad.

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