Pequeños artistas tocan en el restaurante de su madre. Foto: Andrés Paredes
Pequeños artistas tocan en el restaurante de su madre. Foto: Andrés Paredes

En el jirón Lima y avenida Grau, a la altura del kilómetro 11 del distrito de Comas, dos jovencitos talentosos están forjando una dulce armonía que no solo deleita a los comensales locales, sino que también llena de orgullo a su familia. Los hermanos Raúl Padilla Vela y Nicolás, han encontrado su pasión en la música, específicamente en tocar el órgano musical y los timbales, y lo comparten con todos los visitantes del local de comida de su madre, el Restaurant ‘Nando’s’.

Pequeños artistas tocan en el restaurante de su madre. Foto: Andrés Paredes
Pequeños artistas tocan en el restaurante de su madre. Foto: Andrés Paredes

El restaurante, conocido por su ambiente cálido y su cocina casera especializada en comida marina, combinados y causas, es un lugar donde la música y la comida se unen para crear una experiencia única. Los clientes pueden disfrutar de una deliciosa comida mientras son envueltos por las melodías que fluyen de las habilidosas manos de Raúl y Nicolás.

Raúl, de 14 años, es el maestro de los timbales. Su habilidad para tocar este instrumento, que ha aprendido en poco tiempo, es simplemente impresionante. A pesar de su corta edad, es capaz de tocar todo tipo de melodías, en especial las cumbias norteñas, que ponen a bailar a los comensales. Su pasión por la música comenzó cuando tenía solo diez años, y desde entonces no ha dejado de perfeccionar su arte.

Por su parte, Nicolás, de 10 años, se encarga de tocar el órgano musical. Su energía y entusiasmo son contagiosos, y cuando toca este instrumento, el restaurante cobra vida. Ambos hermanos ahora están llevando clases en el Conservatorio Nacional de Música.

Pequeños artistas tocan en el restaurante de su madre. Foto: Andrés Paredes
Pequeños artistas tocan en el restaurante de su madre. Foto: Andrés Paredes

La señora Carmen, madre de Raúl y Nicolás, está encantada de ver a sus hijos compartir el amor por la música y llevarlo al restaurante familiar. “Es un orgullo ver a mis hijos desarrollarse como músicos y alegrar a nuestros clientes con su música. Saber que mi restaurante es un lugar donde las personas pueden disfrutar de una buena comida y música en vivo es realmente gratificante”, dice Carmen con una sonrisa en el rostro.

Los clientes del restaurante no pueden dejar de elogiar a los jóvenes músicos. “La música en vivo hace que la experiencia sea aún más especial. Es como si estuvieras cenando en casa de un amigo mientras escuchas a estos talentosos hermanos tocar”, comenta uno de los habituales del restaurante.

La historia de Raúl y Nicolás es un recordatorio de que el talento y la pasión pueden florecer a cualquier edad, y que la música puede unir a las personas de una manera única. En este picante barrio de Comas, estos dos hermanos están creando una dulce armonía que continúa alegrando los corazones de todos los que tienen la suerte de visitar el restaurante de su madre.

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