De lunes a viernes es el suboficial Díaz, de la Unidad de Servicios Especiales de la Policía Nacional, que sale a poner orden cuando se presentan manifestaciones y disturbios; y los fines de semana, o cada que tiene tiempo libre, se quita el uniforme, se pinta la cara y da vida al payaso ‘Marbetito’.
Para José Luis Díaz Pizarro (27), vecino de Comas, hacer reír es su terapia y cuidar al prójimo su vocación innata.
José Luis, ¿desde cuándo eres payasito?
Empecé a los 14 años disfrazándome de muñecos y a los 16 ya animaba fiestas infantiles. Y ahí nomás ingresé a la Policía.
¿Siempre quisiste ser policía?
Desde chiquito era muy justiciero y pleitista, ja, ja, ja. Qué cólera me daba cuando escuchaba que se burlaban de la Policía, ahí saltaba y los defendía.
¿Cómo logras unir ambas pasiones?
Sabiendo separarlas. Cuando tengo que ser el suboficial Díaz, lo soy. Y cuando me pongo el traje de ‘Marbetito’ cambio por completo.
¿De dónde viene el nombre ‘Marbetito’?
El marbete es la plaquita que lleva tu nombre y va en el uniforme. Mis compañeros y coroneles me buscaban un nombre artístico y estaban entre ‘Tardoncito’, ja, ja, ja, y ‘Marbetito’.
Entonces fueron tus jefes quienes te bautizaron…
Yo entré a la Unidad de Servicios Especiales (donde trabaja) siendo payaso, pero no tenía nombre y nadie de la Policía sabía. Pero hubo un día en que solicitaron a toditos que mostremos algún talento y yo dije ‘yo bailo, animo y soy payaso’, ja, ja, ja. Ahí también se formó el Elenco de la Escuela Técnico Superior de la Policía Nacional del Perú. Ahí empezaron a buscarme un nombre de payaso.
¿Has recibido burlas en la base?
Me fastidian, pero en buena onda. No me llaman por mi apellido, sino me gritan ‘payaso’. Cuando cubrimos manifestaciones, nadie me cree si estoy lesionado, piensan que bromeo. Me ha pasado varias veces, ja, ja, ja.
¿Es difícil ser payaso en Perú?
Sí, por supuesto. No tenemos industria ni apoyo como en otros países.
Y hasta usan el término ‘payasito’ para denigrar…
O para decirles tontos o ridículos. Es una pena.
Sin saber que la risa es la medicina que cura el alma…
La risoterapia ayuda muchísimo a las personas, regula las emociones. Si supieran el verdadero poder de la risa, otra sería nuestra historia.
¿Has enfrentado a la muerte?
Sí, cuando trabajaba en la comisaría de Barboncito, en San Martín de Porres. De todas las comisarías en las que he trabajado, ahí es donde más he temido por mi vida y la de mi hijo. Es una jurisdicción muy golpeada. He sentido balas pasar a mi ladito.
Tu hijo debe sentirse muy orgulloso de ti…
Todo lo que hago es por él y para él. Les cuenta a todos que su papá es policía y payaso. No le creen, dicen ‘ah, seguro payaso de bromista’, hasta que me ven en personaje, ja, ja, ja.
Tienes el privilegio de llevar alegría y seguridad a los hogares…
Es lo mejor que pudo pasarme. He nacido para servir al prójimo, de eso no tengo dudas. Me pongo mi traje de ‘Marbetito’ y soy otra persona.
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