Nos recibió con un fuerte ‘¡Azúcarrr!’, que de inmediato nos recordó a la célebre Celia Cruz. Pero no se trataba de la cantante cubana, sino de Carmen Lumbre Hernández, vecina de Comas, que durante la semana vende empanadas y los sábados y domingos canta los temas de la reina del guaguancó en fiestas y eventos sociales.
La llaman la Celia Cruz de Comas…
(Risas) Sí, muchos dicen que mi voz se parece a la de ella. Curiosamente, me gustan sus canciones y las interpreto con mucho sentimiento.
¿Cómo así empezaron a relacionarla con la reina del guaguancó?
Todo comenzó cuando mis sobrinos me llevaron como público al programa de Raúl Romero. Ahí me vio Tito Chicoma, con quien había trabajado antes, y me pidió que cantara ‘El yerberito’. Lo hice y ‘Raulito’ gritó ‘¡Celia Cruz!’, desde ese momento me quedé con ese nombre.
¿Dónde canta?
En cumpleaños, bares… donde lo soliciten.
¿Siempre tuvo buena voz?
Sí, desde muy niña. Recuerdo que cantaba en el colegio, el coro parroquial y durante un tiempo en un convento, ya que fui aspirante a religiosa. Estuve más o menos cuatro años, de ahí salí porque descubrí que no tenía vocación para ser monja.
¿Qué significa la música para usted?
Todo, me hace sentir viva, me rejuvenece. Le doy gracias a Dios por haberme dotado con esta voz.
¿Desde cuándo realiza presentaciones como Celia Cruz?
Hace 25 años, tal vez un poco más.
¿Qué dicen en su casa de su faceta como cantante?
A veces me dicen que soy loca y yo les digo ‘¡Azúcarrr!’ (risas). Lo tomo con humor porque sé que no lo dicen en serio.
¿Ha pensado en formar un grupo?
Ya lo tengo, desde el 2010. Se llama ‘Azúcar tropical’. Me va muy bien.
¿En su familia hay algún músico?
Mi hermano cantaba música lírica, era tenor. Mi tía también cantaba, pero en aimara y quechua. Creo que la música la tengo en los genes.
¿Se le han presentado algunas piedras en el camino?
Muchas. Hace cinco años, por ejemplo, estaba saliendo de mi casa para hacer mi show y en eso unos delincuentes me jalaron mis aretes de oro, me rasgaron la oreja. Me asusté mucho, pero lo que hice fue regresar rápidamente a mi casa, curar mis heridas y salir nuevamente. No podía cancelar mi presentación.
Pero no solo se dedica a eso, también vende empanadas.
Sí, mi papá me enseñó a hacerlas desde muy chica y un día, hace más de treinta años, decidí venderlas.
¿Cuántas prepara a diario?
Más de setenta empanadas, entre dulces y saladas, y todo se acaba.
Debe ser muy trabajoso, ¿no?
Mire mis brazos, están fuertes porque amaso bastante (risas). También hago enrollados de hot dog y chorizo y panes pizza.
¿Cómo hace para cumplir con ambos trabajos (cantar y vender)?
Divido mi tiempo, por lo general vendo mis empanadas durante la semana y los sábados y domingos cumplo con mis presentaciones musicales.
Nos recibió con un fuerte ‘¡Azúcarrr!’, que de inmediato nos recordó a la célebre Celia Cruz. Pero no se trataba de la cantante cubana, sino de Carmen Lumbre Hernández, vecina de Comas, que durante la semana vende empanadas y los sábados y domingos canta los temas de la reina del guaguancó en fiestas y eventos sociales.
La llaman la Celia Cruz de Comas…
(Risas) Sí, muchos dicen que mi voz se parece a la de ella. Curiosamente, me gustan sus canciones y las interpreto con mucho sentimiento.
¿Cómo así empezaron a relacionarla con la reina del guaguancó?
Todo comenzó cuando mis sobrinos me llevaron como público al programa de Raúl Romero. Ahí me vio Tito Chicoma, con quien había trabajado antes, y me pidió que cantara ‘El yerberito’. Lo hice y ‘Raulito’ gritó ‘¡Celia Cruz!’, desde ese momento me quedé con ese nombre.
¿Dónde canta?
En cumpleaños, bares… donde lo soliciten.
¿Siempre tuvo buena voz?
Sí, desde muy niña. Recuerdo que cantaba en el colegio, el coro parroquial y durante un tiempo en un convento, ya que fui aspirante a religiosa. Estuve más o menos cuatro años, de ahí salí porque descubrí que no tenía vocación para ser monja.
¿Qué significa la música para usted?
Todo, me hace sentir viva, me rejuvenece. Le doy gracias a Dios por haberme dotado con esta voz.
¿Desde cuándo realiza presentaciones como Celia Cruz?
Hace 25 años, tal vez un poco más.
¿Qué dicen en su casa de su faceta como cantante?
A veces me dicen que soy loca y yo les digo ‘¡Azúcarrr!’ (risas). Lo tomo con humor porque sé que no lo dicen en serio.
¿Ha pensado en formar un grupo?
Ya lo tengo, desde el 2010. Se llama ‘Azúcar tropical’. Me va muy bien.
¿En su familia hay algún músico?
Mi hermano cantaba música lírica, era tenor. Mi tía también cantaba, pero en aimara y quechua. Creo que la música la tengo en los genes.
¿Se le han presentado algunas piedras en el camino?
Muchas. Hace cinco años, por ejemplo, estaba saliendo de mi casa para hacer mi show y en eso unos delincuentes me jalaron mis aretes de oro, me rasgaron la oreja. Me asusté mucho, pero lo que hice fue regresar rápidamente a mi casa, curar mis heridas y salir nuevamente. No podía cancelar mi presentación.
Pero no solo se dedica a eso, también vende empanadas.
Sí, mi papá me enseñó a hacerlas desde muy chica y un día, hace más de treinta años, decidí venderlas.
¿Cuántas prepara a diario?
Más de setenta empanadas, entre dulces y saladas, y todo se acaba.
Debe ser muy trabajoso, ¿no?
Mire mis brazos, están fuertes porque amaso bastante (risas). También hago enrollados de hot dog y chorizo y panes pizza.
¿Cómo hace para cumplir con ambos trabajos (cantar y vender)?
Divido mi tiempo, por lo general vendo mis empanadas durante la semana y los sábados y domingos cumplo con mis presentaciones musicales.