Cuando Sarah Cummins y su novio cancelaron su boda, ella no supo qué hacer con todo lo que habían preparado juntos. "No hay mal que por bien no venga", dice la frase, y se puede aplicar a lo que más tarde ocurrió con Sarah.
Una vez cancelada su boda, los organizadores le dijeron que no había reintegro por la fiesta. Entonces, Sarah supo lo que tenía que hacer: invitó a 170 personas que viven en la calle a disfrutar del banquete que se iba a servir en su boda. Así como lo lees.
Aunque nunca se conocieron las razones por las que finalmente los novios decidieron no casarse, Sarah vio con otros ojos su situación y decidió hacer una buena acción.
"Fue devastador. Tuve que llamar a cada uno de los invitados, cancelar, disculparme, llorar, llamar a los músicos y volver a llorar. Pero cuando me enteré de que toda esa comida sería tirada a la basura, me empecé a sentir mal", explicó Sarah al sitio IndyStar.
La boda de Sarah se iba a celebrar en el lujoso hotel Ritz Charles en Indiana, Estados Unidos, y había un total de 170 invitados. Por la fiesta, la pareja había pagado unos 30 mil dólares.
Tras cancelar definitivamente su boda, Sarah contactó a diferentes ONGs para invitar a las personas más necesitadas a la fiesta que no fue. Incluso contrató vechículos para que pudieran ir hasta el lugar sin ningún problema.
Los invitados disfrutaron del siguiente menú: albóndigas glaseadas en Bourbon, bochettes de queso de cabra, pollo con crema de Chardonnay y de postre, la torta de la boda.