Cuando Mary y Mark Gundrum se enteraron que iban a ser padres de un niño no hubo otra noticia en el mundo que los hiciera más felices. Sin embargo, la alegría duró poco, pues tras un ultrasonido se enteraron que su bebé sufría un extraño trastorno.
Dominic, como después llamaron a su hijo, tenía una rara condición que hacía que su cerebro crezca fuera de su cráneo. Los médicos sugirieron un aborto.
Y es que la probabilidades de que Dominic falleciera o naciera con una discapacidad severa eran altas. Sin embargo, la pareja decidió no abortar a su hijo.
"Ese es mi hijo. Es así de simple. No iba a quitarle la vida a mi hijo", dijo Mary a Godupdates.
Al cabo de un tiempo, Mary conoció al Dr. John Meara, un cirujano plástico a quien le envió el ultrasonido de Dominic.
El médico vio que Dominic también tenía una hendidura facial de Tessier. Es decir, un gran espacio en forma de triángulo desde su labio superior hasta el centro de su nariz y frente.
Pese a las malas noticias, el Dr. Meara alentó a Mary con estas palabras: "Quiero que sepas que va a estar bien"
Dominic nació por cesárea en junio, y aunque su condición dejó su cara desfigurada, fue un bebé saludable.
El Dr. Meara colaboró con el doctor Mark Proctor, un neurocirujano, para planificar la cirugía que cerraría el cráneo de Dominic y repararía la hendidura de Tessier.
En la actualidad, a Dominic le toma más tiempo desarrollar sus habilidad para caminar y hablar, pero es un niño sano y feliz.