Para los que no lo conocen, , el nuevo ministro de Economía, militó durante su juventud en un partido izquierda y contribuyó con el rescate económico de los países de la ex Unión Soviética. Amante de la tabla hawaiana y de la música latinoamericana, espera conducir al país de nuevo al crecimiento económico, la reducción de la pobreza y la prosperidad del ciudadano de a pie.

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Un dato que llama poderosamente la atención en la biografía de un economista vinculado con la derecha liberal es que haya militado en izquierda. Y se trata de un dato aún más relevante, sobre todo si ese mismo economista se convierte en el Ministro de Economía de un presidente que está más a la derecha del tablero político.

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Entre 1975 y 1977, Alfredo Thorne Vetter, como estudiante de economía de la Universidad Católica, militó en el partido Juventud Comunista Revolucionaria, una facción del Partido Comunista Revolucionario (PCR), liderado entonces por el ex congresista . “Fue una época muy difícil para el país” dice Thorne, recordando que en aquellos años los jóvenes de las universidades fueron los primeros en salir a protestar contra la feroz dictadura que atravesaba en país. “Buscábamos una forma de expresarnos y la izquierda de ese entonces nos dio un espacio”, dice Thorne con algo de vacilación, recalcando que fue un periodo en su vida que duró menos dos años, pero que le costó algunas peleas familiares, sobre todo con su padre, Jorge Thorne Larrabure.

“En ese momento los jóvenes nos rebelábamos contra todos, a mi me echaron un tiempo de mi casa. Recuerdo que un día organicé un seminario muy famoso, en el año 1978, en el que invité a Manuel Ulloa, a Francisco Duarte, de la Sociedad Nacional de Industrias, a Javier Iguiñiz y Fernando Sánchez Albavera. Duarte llamaba a mi casa preguntando por mí, creyendo que me había reformado, pero en realidad quería preguntarme dónde era el seminario. Y salió la famosa presentación donde Ulloa lanzó su llamado a la unidad y consenso, lo que se consideró el pacto de la Moncloa en ese momento. Allí mi padre empezó a tomarme más en serio”.

En esta campaña, ¿se ha cruzado con representantes de la izquierda de esa época, que militaron con usted?

Si, muchos. No sé si militaban pero… yo fui asistente de investigación de Javier Iguiñiz, después me encontraba a Manuel Dammert, jefe del partido, con quien tenía muy buena relación, con muchos de ellos, sobre todo en el Frente Amplio, pero a pesar de esa buena relación dice que no sería su ministro de Economía (risas).

¿Podría ser una ventaja a la hora de llegar a consensos con partidos de distinta ideología?

Pienso que al final de cuentas a los individuos hay que tomarlos como un todo. La diferencia entre yo y los que estuvimos en ese periodo es que he pasado por otras etapas. Afortunadamente me fui a estudiar a y después me tocó reformar los países socialistas. Yo sí, a diferencia de otros, conozco el socialismo de cerca. Viví directamente la crisis institucional, vi a la ex unión soviética y eso te da lecciones de qué es posible y que no es posible. Los economistas a veces pensamos lo que es más deseable de lo que es posible, pero hay cosas que te aterrizan en la realidad. Mi carrera ha tenido esos elementos y esa es la persona que toma ahora el ministerio.

¿Hubo un cambio, una madurez en su forma de pensar?

La desilusión vino muy rápido, cuando conocimos la verticalidad de los partidos de izquierda, tampoco tenían arraigo popular. Alguna gente al año nos desilusionamos y salimos. No fue parte de experiencias posteriores. Lo que sucede es que uno madura en sus ideas… haber visto la caída del Muro de Berlín fue una cosa impresionante. He trabajado en casi todos los países de Europa del Este, en la ex Unión Soviética, me he ido hasta Kazajistán dos años de mi vida reformado ese país, son experiencias radicales y que pocos conocen. Conocemos más la parte superficial de esas experiencias pero no de cómo vivía la gente dentro del socialismo, una pobreza extrema penosa.

¿La labor que desempeñó en el Banco Mundial trajo prosperidad a esos países?

Si, hoy Kazajistán es un país potente. Ha tenido problemas por la caída del precio del petróleo. A la a República Checa habré ido unas 10 o 15 veces. Trabajé en Eslovaquia, a Polonia habré ido cinco u ocho veces. Lo que nos enseñó, lo más importante, es saber cuáles son las raíces de la economía de mercado. Siempre pensamos que era oferta y demanda, pero detrás hay una raíz institucional de derechos de propiedad, como la base de la estructura. Eso nos obligó a pensar en cómo se crea una economía de mercado, de otro modo uno daría por hecho que no se necesita nada más que oferta y demanda.

¿Qué no se debe hacer en un país como el Perú?

Siempre hay que asegurarse de que lo que hagamos revierta positivamente al ciudadano, al de a pie. Todas estas experiencias comunistas radicales solo nos alejaron de ese ciudadano. Supuestamente iban a beneficiar, pero fueron dictadura de Estado. A Stalin hay que verlo, Mao… son experiencias en las que ellos se alejan de lo que realmente querían construir, una sociedad basada en los derechos del Estado, y eso hay que verlo con mucho cuidado.

Esta es una entrevista de tres entregas. Trome.pe lanzará, a lo largo del día, las siguientes. Si quieres conocer como nadie al que verá la Economía de nuestro país, no te las puedes perder.

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