EN EL OJO DE LA TORMENTA. La congresista de Avanza País Rosselli Amuruz celebró su cumpleaños número 34 en la terraza de un conocido hotel en San Borja, el pasado sábado, en medio de una eventual llegada de una tercera ola del coronavirus (COVID-19). El hecho fue duramente criticado por usuaqrios en redes sociales.
En esta nota recopilamos algunos hechos similares protagonizados por políticos peruanos que se hicieron fama de ‘juergueros’ por estar envueltos en escándalos que involucran el alcohol y los excesos.
El pasado 16 de octubre de 1998, Alejandro Toledo Manrique acudió al hotel Melody con cinco damas de compañía. El hecho significó un escándalo de proporciones pues el expresidente peruano indicó que fue drogado y secuestrado por miembros de la mafia montesinista, para así salvar su pellejo.
En el 2013, unas fotografías de Alejandro Toledo participando de reuniones con mujeres empezaron a circular. Según trascendió, las fotos fueron tomadas durante su campaña electoral de 2009 y 2019, en la que buscaba tomar contacto con los peruanos en Miami, Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas, Nueva York, entre otros estados.
En mayo del 2020, Jaime Rolando Urbina Torres, alcalde del distrito de Tantará, en Huancavelica; fue sorprendido por la policía bebiendo alcohol en pleno toque de queda. El político no halló mejor idea que meterse dentro de unos ataúdes sin tapa que había en el recinto y hacerse pasar por muerto para evitar ser detenido por la Policía.
A inicios de agoto de este año, Rafael López Aliaga se convirtió en blanco de cuestionamientos luego de dar una entrevista al programa ‘Políticas’ que conduce Carla García. El político habría estado en estado de ebriedad mientras conversaba con la hija de Alan García.
En los videos, Rafael López Aliaga aparece balbuceando algunas frases y tomando una copa de vino junto a la conductora del espacio, como parte del formato del programa.
El pasado 13 de agosto de 2001, el ahora Ministro de Cultura, Ciro Gálvez, intentó abordar un bus interprovincial de la empresa Ormeño en absoluto estado de ebriedad. “Yo no he tomado, carajo”, fue lo que habría dicho al momento de su detención.
en aquel entonces, al intentar resistirse a la autoridad, Castillo extrajo de su cinturón un revólver Smith & Wesson calibre 38 e hizo varios disparos al aire.
Amuruz aseguró que, durante su reunión, se cumplieron los protocolos de bioseguridad, ya que se le tomó la temperatura al ingresar, se le roció alcohol en gel en las manos y que los invitados usaron mascarillas, pero que solo se lo retiró al momento de ingerir bebidas y alimentos, como si fuera un restaurante.
“Lo que pasa es que a mí me hicieron una invitación, mis amigos me organizaron esa invitación, y fue una reunión por mi cumpleaños, entonces se ha respetado con el aforo, incluso del 100%, habremos estado el 40% o menos de gente”, indicó Amuruz.
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