de periodistas. La jovencita empezó nerviosa, equivocándose y terminó siendo una comunicadora reconocida. Lorena Ormeño, cada domingo, mediante el programa ‘’ de , presenta reportajes que son más de los diez minutos que duran cada uno de ellos. En cada investigación o entrevista, hay una historia que no se cuenta, que muchas veces es más emocionante y enriquecedora que la noticia misma. Estos son algunos de los momentos que ella tuvo que pasar y que serán similares a los que vendrán. Ella y la calle tienen un matrimonio indisoluble.

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EL ERROR

Cuando recién me iniciaba, eran los tiempos del juicio a Vladimiro Montesinos. Debía realizar un despacho, pero solo de audio. Todos los colegas escribían sus textos y como era tímida, me iba a un lugar donde nadie me viera. Me fui a la móvil, bajé al chofer, también el camarógrafo. Cuando me tocó hacer el envío, saludé, pero me equivoqué en una palabra y me quedé bloqueada. Me insistieron desde la conducción del canal y no empecé desde donde había fallado, sino desde el principio y otra vez empecé con el ‘Buenos días’. Parecía una grabación y no un enlace en vivo.

EL CONFLICTO INTERNACIONAL

En el 2013 una señora me presenta un video donde es agredida por un hombre en un centro comercial de Magdalena. Me dice que el tipo le ha pegado y hasta le ha dado de patadas en el suelo. Tomé el caso, sacamos la nota y el agresor había sido el Embajador de Ecuador en Perú. El Diplomático, lo primero que hizo, fue negar todo, aseguraba que era una mentira y hasta su presidente, que en esos años era Rafael Correa, salió a pronunciarse y anunciar que se iban a retirar del Perú, porque estaban difamando a su representante. Ollanta Humala, por nuestro país, también habló. Después aparecieron las imágenes donde se comprueba que todo lo dicho era cierto y tuvo que guardar silencio.

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ORGULLO PERIODISTICO

Secuestraron a una niña en Villa El Salvador. El papá fue con la pequeña llevándola al colegio y en la ruta aparecieron los raptores. Liberaron a ambos, pero la policía presentó a los supuestos delincuentes que habían cometido el delito. A los días una señora me contactó, me dijo que era la esposa de unos de los acusados y que el señor era completamente inocente. Me juraba que estaban cometiendo una injusticia y no tenía por qué ir preso y menos en cadena perpetua, como se opinaba sobre el castigo. Me empapé del tema y me di cuenta que la descripción que había dado la víctima no era nada parecida con el marido de la señora y fui a buscar al papá de la criatura y no quería recibirme, tampoco dar una entrevista. Logré hablar con él, prendí el micrófono sin que lo viera, y me dijo que los agentes le habían obligado a que diga que ese señor era uno de los que lo atacaron. Le confesé lo que había hecho y me pidió que no presente ese testimonio, Un día antes que saliera el reportaje, me dio su autorización y se pudo evitar que un hombre vaya preso injustamente.

LAS REDES SOCIALES

Hay persona que viven en las redes y creen que ahí está la vida real y no es así. Tengo tres cuentas de twitter porque olvidé la clave de las dos primeras. He decidido dejar de entrar porque es un desgaste mental. Todos los días, en esa red, se acaba el mundo. Los influencer se creen más importante de lo que son. En la mañana enredan el mundo, en la noche lo arreglan y así todos los días.

Por conseguir la información, ha sufrido agresiones físicas (Foto: Allengino Quintana)
Por conseguir la información, ha sufrido agresiones físicas (Foto: Allengino Quintana)

El PELIGRO

Fuimos a grabar un cambio de administración del ‘Mercado de frutas’. Fui en mi falda de jean, botas taco nueve. Estábamos todos los reporteros y camarógrafos de todos los medios cubriendo el evento, en eso los salientes se atrincheraron y aparecieron matones que empezaron a disparar. Cuando se dieron cuenta que los estábamos grabando, empezaron a lanzar tiros contra nosotros. Corrimos en busca de una casa donde meternos y nadie nos abría la puerta, hasta que en una se apiadaron y nos metimos. Subimos a su segundo piso y desde ahí seguíamos registrando las imágenes de la pelea y otra vez, se fueron contra todos nosotros. Llegaron a la casa, subieron donde estábamos y como pudimos y en nuestra ropa y lugares íntimos guardamos el material. Nos bajaron en fila, nos iban a encerrar y registrar a todas, pero ni bien estábamos en la avenida, corrimos en todas las direcciones y logramos escaparnos. Fue más de una hora de terror.

EL CARNÉ DE PERIODISTA

Llegué a Panamericana Televisión y mi jefe era Alejandro Guerrero. Volteaba notas y no tenía un carné que me acreditara como periodista. Nunca salía a realizar reportajes y mis días eran aburridos. Una mañana nos llega la noticia que habían capturado a un violador en Ventanilla. Los pobladores lo ubicaron en una combi realizando su delito y lo querían quemar vivo. Llegamos justo cuando estaban por prenderle fuego y pese a ser un tipo despreciable, no iba a permitir que lo hagan y me metí en medio: ‘No pueden hacer eso, ya viene la policía’ y todos me miraban sorprendidos, hasta que una mujer me preguntó quién era, respondí que periodista y me pidió mi carné. No supe que decir y empezaron a exclamar: ‘Es del servicio de inteligencia’ y se fueron contra mí y el camarógrafo. Corrimos a la móvil, sentía sus manos atrás de mi espalda, tiraban piedras, rompieron las lunas del carro y logramos huir. Cuando llegué al canal, mi jefe habló en voz alta: ‘Esta es la forma como actúa una reportera’. Le aclaré con voz de protesta: ‘Casi me han matado por no tener mi credencial’ y él al instante le gritó a su secretaria: ‘Cómo es posible que no tenga su carné de periodista. Dale uno de inmediato’.

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