Este Búho escribió el año pasado sobre una serie en el canal de cable Disney Channel, que se había vuelto adictiva para las niñas y adolescentes del país, incluida mi hijita de diez años: . Cuando en diciembre anunciaron que la serie se había convertido en un espectáculo musical y que iniciarían una gira por América, que incluía al Perú, las redes sociales de las niñas colapsaron, aunque peor colapsaron los bolsillos de los padres de familia cuando se colgaron los precios de las entradas para el concierto en el Jockey Club: platinum 500 soles, VIP 390, preferencial (parados) 280 y popular (Apdayc) 110. Imagínense cuánto tenía que pagar un papá o mamá para llevar a dos de sus hijas. 

Y lo más increíble es que un mes antes del concierto de 'Soy Luna' las entradas estaban completamente agotadas. ¡Ni los Rolling Stones! El día del show se produjo uno de los atolladeros vehiculares más grandes de los últimos tiempos. Desde el inicio de la Vía Expresa hasta el Trébol de Javier Prado, a solo unos metros del Jockey. Los infortunados padres que llegaban con sus hijas en sus autos, en taxi o micros y salieron a las siete de la noche para llegar a las ocho -hora de inicio-, llegaban a las nueve, nueve y media e incluso ¡diez de la noche! con sus entradas carísimas que en conjunto les habría costado unos mil soles, solo para ver una o dos canciones. 

‘Soy Luna’ es un verdadero fenómeno que hasta traspasa generaciones. La siguen desde niñitas de cinco años hasta adolescentes con enamoradito. Chicas de La Molina, San Isidro o Miraflores, con igual fanatismo que las de Breña, Lince, Villa El Salvador, Los Olivos o Comas. Por eso el caos vehicular se dio en cada vía, tanto en sur, norte, este y oeste y todo camino que desembocaba en el Jockey. Este tipo de sensación me recordaba a Menudo, en 1982, pero allí la agrupación puertorriqueña llegó de la mano del mayor canal de señal abierta de entonces: Panamericana. En cambio, ‘Soy Luna’ se difunde solo en Disney Channel y ninguna radio pasa sus pegajosos temas, muchos de los cuales son ‘covers’ de Soda Stereo, Fito Páez y los Auténticos Decadentes. 

Entonces, ¿cómo las chicas de sectores menos favorecidos y sin cable son fanáticas de ‘Soy Luna’ y corean sus canciones? Muy sencillo, por la piratería musical, de los CD y videos. No solo se piratean sus discos, sino sus libros, que ya son dos y relatan las mismas aventuras que vive la protagonista en la serie. En el concierto no cabía un alfiler. Voces de chiquillas coreaban todos los temas con mucha más fidelidad que sus lecciones del colegio.
, la mexicanita que encarna a Luna, es idolatrada. Ella tuvo fervorosas palabras sobre Lima. ¡¡La chicha morada es la bebida más rica del mundo!! Quedó encantada con la Costa Verde, donde llegó y posteó fotos. 

Los amigos de Luna quedaron maravillados con Larcomar y la gastronomía. Se sintieron abrumados porque las fans les tiraban regalos: bolsitas llenas de galletas Casino, chocolates Sublime, toffies de La Ibérica. La trama de la serie tiene que ver con los patines, pero no con los modernos de ruedas en una fila, sino los clásicos, los que usó Linda Blair en la ochentera ‘Roller Boogie’, con cuatro ruedas como un carrito y freno en la punta del pie. El caso de ‘Soy Luna’ es diferente, pues los protagonistas son adolescentes, de primero o segundo de media, pero su gran público son niños que están llegando a la adolescencia. 

En ‘Soy Luna’, los profesores no existen, los padres tienen una presencia intermitente -los papás de la mayoría de los protagonistas, salvo Luna o Nina, no aparecen-, y es un mundo totalmente juvenil, con sus lealtades, enconos y emboscadas, todo con tal de ganar el concurso de patines o estar con el chico o la chica más popular del colegio. De más está decir que Luna Valente es una chica buena, de gran corazón, que tuvo que dejar su entrañable pueblito frente al mar de México para llegar a una gran ciudad como Buenos Aires junto a sus padres, una pareja sencilla que entró a trabajar en el servicio doméstico de una gran casa. 

Allí vive Ámbar, una belleza rubia y presumida (interpretada por la argentina Valentina Zenere), con quien Luna no solo disputa el reinado del ‘roller’, sino también al galán de la serie, Mateo (Ruggero Pasquarelli). La mejor amiga de la protagonista y su leal confidente es Nina Simonetti, la típica chica de lentes inteligente y que pasa desapercibida en popularidad, pero nadie imagina que ella escribe el blog más influyente y leído de todo el colegio, con el seudónimo de ‘Felicity’. La mayoría está enamorado de la autora, sin saber que es la introvertida Nina. 

Porque si algo diferencia a ‘Soy Luna’ de las series de antes es que reinan las redes sociales, las chicas tienen sus propios programas en video y son transmitidos a los smartphones de todos los alumnos. Si te quieren humillar por ese medio, te fregaste. Pero también sirve para hacer cosas positivas, como lo son en general las redes. Si alguna niña o adolescente no vio el show, no se acaba el mundo, seguro que van a regresar muy pronto. Apago el televisor.

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