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“Las niñas toman agua del charco para sobrevivir”. Así de crudo es el relato de Yulia, una mujer ucraniana que, junto a sus tres menores hijas, viven refugiadas en la ciudad sitiada de Mariúpol sin poder huir ante los constantes bombardeos rusos.

Después de que su hogar fuera destruido por las tropas invasoras, esta mujer y sus hijas de 3, 6 y 11 años tuvieron que buscar refugio en un sótano comunitario, donde a penas tiene comida para alimentar a las niñas, según detalló en video publicado en las redes sociales y recogido por la .

“Los niños piden tanto por comida, por eso trata de darles de comer a la hora de acostarse, para que se sientan llenos antes de dormir”, cuenta Natalia, amiga de Yulia, quien busca ayuda para esta familia desde Gales.

A kilómetros de distancia busca las maneras de ayudar a esta madre y sus hijas, que se encuentran en medio del horror y los bombardeos.

¿Cómo han logrado sobrevivir?

A través de una entrevista a la que pudo acceder el medio británico, Yulia relata cómo es su día a día en el bunker donde se refugian y donde la comida escasea.

“Teníamos un tazón pequeño (de sopa) para tres niños una vez al día”, lamentó la mujer, para agregar que solo logra conseguir “un vaso de agua para que las tres niñas se limpien”.

En una oportunidad, salieron en busca de alimentos y “cuando comenzó a llover, pudieron beber del charco y el agua estaba tan, tan sabrosa. Luego encontramos algunas ollas para llenarlas”, detalló.

Pero no siempre Yulia logra salir con sus hijas para buscar de provisiones. La mujer deja escondidas a sus pequeñas mientras va por agua o lo que encuentre. “Había un pozo a tres kilómetros de distancia. Tuve que correr allí bajo los disparos, bajo las bombas”, reveló la mujer al programa Gales Investiga de la BBC.

“Estamos con vida”

Yulia siempre trata de mantener el contacto con su amiga Natalia, en Gales, y lo hace a través de publicaciones en video desde un búnker subterráneo con sus hijas, mientras su esposo lucha contra los rusos en el frente de batalla.

Aunque no lo hace todos los días, ya que no es seguro enviar mensajes o realizar llamadas por el temor a ser localizados por las fuerzas invasoras.

La ciudad sitiada de Mariúpol se encuentra rodeada por las tropas enemigas desde principios de marzo, a pesar de que cientos de soldados ucranianos permanecen en la fábrica de metalistería Azovstal en el sur de la ciudad.

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